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Actualizado: 26 de junio de 2025
El autor sabria que se hallaba en una sociedad entusiasta por los relumbrones, y diria para sus adentros: ¿sí? pues allá va ese magnífico y sorprendente relumbron. EL DIOS DE LA ANTIG
Por lo demás, parecerá ménos sorprendente semejante fanatismo, si se considera el estado de aquellos tiempos, en que la inquisicion dominaba en España, y en que los actos esteriores, muy al contrario de lo que sucede actualmente, eran todo en materias de religion .
No sabemos qué influencia misteriosa, mágica puede ejercer sobre un concurso el acto de abrazarse dos individuos del mismo sexo; pero siempre que lo hemos visto declaramos que produjo el mismo efecto sorprendente. El público se levanta electrizado, grita, aplaude, saca el pañuelo, gesticula con violencia y hasta hay señoras que derraman lágrimas. ¿Por qué? No nos lo preguntéis.
Para ella era la noticia tan nueva, tan sorprendente, que por unos instantes estuvo mirando con ojos pasmados a su amiga como si no hubiese oído. En el estupor que le causaba, no oyó las primeras palabras de Paco. Sólo se hizo cargo al concluir de que estaba loando con calor la belleza de la niña. Tiene a quien parecerse murmuró el marica de Sierra con la misma intención maligna.
Mi gato está más flaco de lo que V. piensa, Martinita. La torre inclinada de Pisa. ¡Vaya una cosa rara y sorprendente! exclamó el coronel. Yo no sé cómo ha podido construirse esa torre. Haciendo que la vertical que pasa por el centro de gravedad, caiga dentro de la base manifestó Carlitos, que había estudiado su poquito de física en la escuela.
Era un mundo nuevo dentro del nuestro, un género de caza desconocido, sorprendente, extraño, que los tres cazadores se entregaron a contemplar poseídos de una curiosidad extraordinaria. Pero, satisfecha ésta, así que pasaron cinco minutos, Kasper y Frantz pusieron las bayonetas al extremo de las carabinas y retrocedieron unos veinte pasos en la espesura.
Es evidentemente en virtud de una ficción muy inverosímil y de una alucinación muy amplia, que nosotros atribuimos a los animales nuestras costumbres y nuestras pasiones, y, sin embargo, La Fontaine es más rico él solo en tipos de una sorprendente realidad que todos los demás poetas juntos.
Rodeábanla las mozas con sus panderos. Delante marchaba el capitán, portador del gran farol tradicional. Su uniforme resplandeciente causaba el asombro de aquellos campesinos, particularmente de los niños que se amontonaban en torno suyo devorándole con los ojos. Todos los años gozaban del mismo espectáculo y cada año les parecía más nuevo y sorprendente.
Con mayor furia todavía, tomó el sombrero y empezó a despedazarlo con gran coraje, pero, he aquí, que encontró, entre el forro y la copa, algo duro, una piedra, efectivamente, más grande que un huevo de gallina, aunque no tanto como uno de avestruz; era roja como la sangra de un pichón y brillaba al sol de una manera sorprendente. Era nada menos que un rubí.
Caminaron todavía algunos minutos por un espeso maizal que los ocultaba enteramente, y llegaron por fin á un sitio desde el cual vieron á corta distancia el campo donde se celebraba. Era un vasto prado de verde claro, todo circuído de avellanos. El espectáculo que ofrecía era á par sorprendente y deleitoso.
Palabra del Dia
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