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Córdoba sola contenia, segun los geógrafos árabes, doscientas mil casas, seiscientas mezquitas, cincuenta hospitales, ochocientas escuelas públicas y novecientos baños. Este detalle parece á primera vista increible y fabuloso; mas yo ni aun lo supongo exagerado.

Que si los pocos hebreos que pasaron a Egipto multiplicaron tanto, que en su salida se contaron más de seiscientas mil familias, ¿qué se podrá temer de éstos, que son más y viven más holgadamente?

Hasta quinientas ó seiscientas varas debajo de , montañas entapizadas de verde terciopelo, y que parecian reflejarse en un cielo transparente y sereno á esta altura, una cenefa de nubes blancas, que representaban un vasto mar azotando los flancos de las montañas, y por sobre las cuales se desprendian los picos mas elevados, figurando islotes.

Calculando por leguas, aunque es medida menos exacta y más variable, y atribuyendo a cada grado veinte leguas de longitud, aún tenían que andar tres mil y seiscientas leguas para llegar a Lisboa en línea recta y sin ningún tropiezo. Para no asustar a la gente de a bordo, Morsamor y Fréitas se guardaron bien de comunicarles el resultado de sus cálculos.

La poblacion de San-Joaquin se componia en 1823 de setecientos sesenta y seis indios baures; pero los estragos causados en 1832 por las viruelas y el sarapion, la redujeron al número de seiscientas noventa almas. El pueblo consta de cinco parcialidades, conocidas bajo los nombres de Paschiono, Caparebocono, Tacarano, Abeabano y Tocono.

¡Pero eso es una picardía! exclamó la prendera sin poder contenerse. ¿Por seiscientas pesetas le deshonra a usted ese mal sacerdote? ¡Por Dios le pido que no lo califique así! profirió el joven con semblante dolorido. D. Jeremías es muy virtuoso y ha tenido razón para tratarme de ese modo. Mucho más merezco yo... ¡Qué ha de merecer, cordero de Dios!

Si se agregan á estas cantidades como tres mil indígenas, todavía salvages, que habitan hácia el norueste, hácia el norte y hácia el nordeste de Tumupaza y de Cavinas, resultará un total general de trece mil seiscientas sesenta y cuatro almas.

32 Y fue la presa, el resto de la presa que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 y setenta y dos mil bueyes, 34 y setenta y un mil asnos; 35 y en cuanto a personas, de mujeres que no habían conocido ayuntamiento de varón, en todas treinta y dos mil.

Entonces el hijo predilecto de la Iglesia se acercó a la reja, y con labio balbuciente y el rostro encendido se confesó con D.ª Rafaela. Por no abusar más de su inagotable bondad había tenido precisión de pedir seiscientas pesetas al padre Laguardia, que era quien le perseguía y le había hecho prender.

Estoy abrasado. DON URBANO. Al momento. A los de Yuste corresponden... un millón seiscientas mil pesetas. Al Marqués de Ronda, doscientas veintidós mil. Hay que descontar las doce mil y pico, equivalentes a los nueve mil francos... PATROS. ¿Lo dejo aquí, Don Leonardo? CUESTA. Déjalo y aguarda un instante... Un millón ochocientos... con los seiscientos diez... hacen... Ya está claro.