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Y más, que se añade a esta imposibilidad otra mayor, que es la prometida fe que tengo dada a la sin par Dulcinea del Toboso, única señora de mis más escondidos pensamientos; que si esto no hubiera de por medio, no fuera yo tan sandio caballero que dejara pasar en blanco la venturosa ocasión en que vuestra gran bondad me ha puesto.

Hechas estas reflexiones, que asaltaron con rapidez y en tumulto la mente del Vizconde, y movido además por el deseo, por el cariño y hasta por la obligación en que se creía de ofrecer consuelo, a fin de no pasar por descortés y por sandio, el Vizconde recordó con viveza las antiguas intimidades y mostró con mayor viveza aún el prurito de renovarlas. Pero se llevó chasco y se quedó frío.

El pecador, el flaco de voluntad, el miserable, el sandio y el ridículo soy yo que no . Los ángeles y los demonios deben reírse igualmente de y no tomarme por lo serio.

Blasfemas calificando de sandio y de mezquino al amor, germen fecundo de virtudes y de grandes acciones. Acuérdate de la divina fábula de Esopo. Amor bajó del Olimpo para consolar al linaje humano. En el banquete de los dioses faltó la antigua alegría porque Amor estaba ausente.

¿Ya no te he dicho -respondió don Quijote- que quiero imitar a Amadís, haciendo aquí del desesperado, del sandio y del furioso, por imitar juntamente al valiente don Roldán, cuando halló en una fuente las señales de que Angélica la Bella había cometido vileza con Medoro, de cuya pesadumbre se volvió loco y arrancó los árboles, enturbió las aguas de las claras fuentes, mató pastores, destruyó ganados, abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas y hizo otras cien mil insolencias, dignas de eterno nombre y escritura?

Allí iba la tonta, la literata, Jorge Sandio, la mística, la fatua, la loca, la loca sin vergüenza». Ni un solo pensamiento de piedad vino en su ayuda en todo el camino. El pensamiento no le daba más que vinagre en aquel calvario de su recato.

La más rara confusión de elementos heterogéneos; la unión más absurda y caprichosa de catástrofes trágicas y de cómica licencia, de paganismo y cristianismo; el concurso más singular de personajes; el enlace más monstruoso de lo completamente sandio y sin sentido con lo más ingenioso y divertido, se encuentra en El nuevo Pitágoras.