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Actualizado: 7 de junio de 2025


No debemos olvidar que tiene vida propia y sagrada, sus funciones enteramente independientes para la salvación del planeta: él contribuye poderosamente á crear la armonía, al mismo tiempo que asegura su conservación y la salubridad. Y todo esto efectuábase tal vez por millones de siglos, antes de que el hombre naciera. La Naturaleza pasábase á maravilla de él y de su sabiduría.

Le guardo todas las consideraciones que ella se merece, porque... no puedes figurarte lo buena que es. Fortunata siguió inquiriendo con molesta curiosidad todo lo que quería saber respecto a la intimidad de los esposos; pero el otro se escurría gallardamente, dejando a salvo, hasta donde era posible en aquel criminal coloquio, la personalidad sagrada de su mujer.

Encierra la magestuosa reina del Guadalquivir dos poblaciones en una: Córdoba musulmana, y Córdoba cristiana; aquella hace alarde de la deslumbradora cultura que alcanza manteniendo su en el Islam; esta solo anhela la exaltacion de la en Jesucristo, y resignada con la pobreza de sus basílicas y monasterios, acostumbrada ya á que los violentos dominadores no la permitan siquiera levantar en lo alto de sus torres una humilde cruz, tan solo aspira á que la sagrada señal de la redencion se perpetúe hondamente grabada en los corazones y en el entendimiento de la raza vencida hasta que llegue el dia de su vindicacion gloriosa.

El rey no pudo dormir aquella noche. No era el agradecimiento lo que le tenía despierto, sino el disgusto de casar a su hija con aquel picolín que cabía en una bota de su padre. Como buen rey que era, ya no quería cumplir lo que prometió; y le estaban zumbando en los oídos las palabras del marqués Meñique: «Señor rey, tu palabra es sagrada. La palabra de un hombre es ley, rey».

«Pues bien decía Glocester allí no se habla por hablar, ni lo primero que viene a la boca; allí no basta abrasarse en fuego divino; es necesario algo más, so pena de ofender la ilustración de aquellos señores. Se habla a jurisconsultos, a hombres de ciencia, señor mío, y hay que tentarse la ropa antes de subir a la cátedra sagrada.

La legalidad es cosa sagrada, contra la cual es preciso no atentar nunca; no hace poco el gobierno que no pudiendo salvar el fondo, deja intactas las formas. Si algo hay de arbitrariedad, al ménos no se presenta con la irritante férula del despotismo. Esto es precioso para la libertad de los pueblosLos hombres del poder ¿son nuestros adversarios?

Y sin romper el misterioso silencio de la danza sagrada, mientras se contoneaban, graves y meditabundos, con todas las potencias intelectuales fijas en el movimiento de los pies, reconocieron los dos la necesidad de no perder la pareja para seguir bailando eternamente.

Si yo, Virgen sagrada, he merecido De tu misericordia bien tan alto, Quándo podré mostrarme agradecido, Tanto, que no quede corto y falto? Recibid mi deseo, que subido Sobre un cristiano obrar, dará tal salto, Que toque ya, olvidado deste suelo, El alto trono del impirio cielo.

La palabra de Ulmus sylvestris, cuando se trataba de algo comprendido en la jurisdicción de la picardía, era sagrada. «Descuida, chico, no faltaba más... Ya me conoces». En efecto, Narciso no lo dijo a nadie, con una sola excepción. Porque, verdaderamente, ¿qué importaba confiar el secretillo a una sola persona, a una sola, que de fijo no lo había de propalar? Sólo lo sabes.

Mi mujer es sagrada. Mi mujer no tiene mancilla. Yo no la merezco a ella, y por lo mismo la respeto y la admiro más. Mi mujer, entiéndelo bien, está muy por encima de todas las calumnias. Tengo en ella una fe absoluta, ciega, y ni la más ligera duda puede molestarme.

Palabra del Dia

vorsado

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