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Actualizado: 1 de junio de 2025


Los dignatarios, resplandecientes de joyas y de veneras, ocupaban los escaños del centro. El canto de las letanías seguía resonando bajo las bóvedas, potente, monótono, sublime. Por fin los diáconos aparecen recubiertos de blancas vestiduras.

Lo que hacía maravilloso efecto era oír, en los intervalos en que callaban las cantoras, unas malagueñas resonando en el otro extremo de la sala, mientras por su parte la estudiantina se consagraba a las habaneras, cual si la anarquía de los trajes se comunicase a las canciones.

De noche, el ruido de la lluvia, esa canción del agua, es como un rumor que acompaña resonando en los tejados y en los cristales; ritmo olvidado vuelto a recordar. Aun desde la cama lo oigo en la gotera del desván, que, al caer en un barreño, hace un ruido metálico. Y la lluvia, y el viento, y el agua, todo me encanta y todo me entristece.

Las últimas personas que habían quedado rezando en la antigua capilla del Santísimo Sacramento, se habían ido, resonando sus pisadas sobre las baldosas hasta que hubieron desaparecido, y yo me encontré solo con la figura silenciosa y casi extática del hombre a cuyo lado, un año antes, había estado de pie en el Grand Circle del teatro Imperio, mirando y criticando una danza.

Las enormes campanas de la basílica tañendo invariablemente a horas fijas. Las viejas devotas caminando con planta presurosa al rosario o a la novena. El canto monótono de los canónigos resonando profundamente en la soledad de las altas bóvedas.

De vuelta á su casa dormía, y durante el sueño continuaba resonando en su cerebro la misma voz que hacía estremecer miles de corazones; que llevaba el entusiasmo ó el espanto á ejércitos enteros de ciudadanos; y entonces se le figuraba que dentro de su ser había una misteriosa entidad sonora, un espíritu locuaz, que sostenía constantemente allá en su profundo núcleo la más brillante y enérgica peroración.

Adivinó que en el pensamiento del gringo estaba resonando incesantemente la misma palabra en aquellos momentos. «¿Las valentías del cabo Morales? ¡Macanas! ¡Todo macanasEl deseo de verse admirado le hizo ser humilde y revelar su secreto. Vea, don Escocés. Si soy valiente, reconozco que no hay en ello gran mérito. Aunque quisiera ser cobarde, no podría.

Palabra del Dia

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