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Actualizado: 10 de julio de 2025


Su quietud más era de modorra dolorosa que de sueño tranquilo. El padre aplicó su mano á las sienes del inocente montruo, que abrasaban. Pero ese trasto de Quevedillo.... Así reventara.... No en qué piensa.... Mira, mejor será llamar otro médico que sepa más. Su hija procuraba tranquilizarle; pero él se resistía al consuelo.

Rosa se burlaba de este aumento: cada cual tenía las fuerzas que Dios le había dado: no quería creer en la eficacia de la gimnasia, que el joven trataba de explicarle con calor. Quiso que ella le apretase la mano, a ver quién resistía más. El orgullo le impidió chillar, aunque buenas ganas se le pasaron de hacerlo.

De estas despedidas volvía don Marcelo á su casa vibrante y con los nervios fatigados, como el que acaba de presenciar un espectáculo de ruda emoción. A pesar de su carácter tenaz, que se resistía siempre á reconocer el propio error, el viejo empezó á sentir vergüenza por sus dudas anteriores. La nación vivía, Francia era un gran pueblo; las apariencias le habían engañado como á otros muchos.

Recordó sus antiguas glorias, su poder, el respeto que su nombre infundia á todas las naciones, y se resistia á creer que no hubiese siquiera quien por el interes general de los árabes pasase á socorrerle.

Estas cadenas y estos dijes eran el atractivo más poderoso, la tentación suprema que presentaban a sus hijos los artesanos de Sarrió para decidirles a ir a Cuba. «¡Tonto, quién te verá venir dentro de pocos años con levita de paño fino, gran camisola planchada, bota de charol y mucha cadena de relós, como don Pancho!» A este último envite casi ningún muchacho resistía. «¿Que me siete vueltas al cuello, padre?

Gillespie se resistía á comprender cómo varios pigmeos podían matarle durante su sueño no disponiendo de una máquina inyectora como aquella de que le había hablado Flimnap. Mis amigos contestó Ra-Ra han podido adivinar, gracias á algunas palabras de estos hombres, cómo se proponen matarle durante su sueño.

Mi mujer me oprimia del brazo, como si quisiera decirme que nos fuéramos, y viendo que yo me resistia, me dice en voz muy baja: Esto va á ser la segunda parte de Champeaux, más lastimosa y trágica todavía. Yo la apreté su brazo con el mio, queriéndola significar que ya sabia que me hallaba en una maroma, y que procuraria equilibrarme para no caerme.

En la más obscura de las galerías, en un rincón, amontonados estaban los demás compañeros de broma; Edelmira y Paco espalda con espalda, como se baila a veces la muñeira, sobre todo en el teatro, medían sus fuerzas.... Paco resistía con dificultad el empuje violento de su prima, que gozando lo que ella y el diablo sabían, se incrustaba en la carne de su primo, más blanda que la suya, empeñada en vencerle y hacerle andar hacia adelante mientras ella andaba hacia atrás.

El único medio de mantenerla consigo era éste: decirla y probarla su arrepentimiento. Entonces, aunque ya no le amaba, sólo por no permitir que volviera a nuestra compañía, la Condesa resistía al otro. Yo le eché en cara muchas veces su locura, la indignidad que cometía al sacrificar a una mujer el ideal de toda su vida: él no me oía, estaba ofuscado.

Yo me resistía, pero no me valió, porque, teniéndome Cabra y otros, me la echó la vieja, a la cual de retorno di con ella en toda la cara. Enojóse Cabra conmigo y dijo que él me echaría de su casa, que bien se echaba de ver que era bellaquería todo. Yo rogaba a Dios que se enojase tanto que me despidiese, mas no lo quiso mi ventura.

Palabra del Dia

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