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Actualizado: 16 de julio de 2025
Pero no se recuerda un solo caso en que la habilidad de Ester se solicitase para bordar el velo blanco que debía de cubrir el rostro pudoroso de una novia conducida al altar. Esta excepción indicaba lo inextinguible del rigor con que la sociedad reprobaba su pecado.
No sé por qué parecen llenas de magia melancólica las cosas pasadas; no se lo explica uno bien; se recuerda claramente que en aquellos días no era uno feliz, que tenía uno sus inquietudes y sus penas, y, sin embargo, parece que el sol de entonces debía brillar más, y el cielo tener un azul más puro y más espléndido.
Allá en Sevilla, con su traje de campo y la garrocha al hombro, estaba usted muy bien. Era un complemento del paisaje. ¡Pero aquí!... Madrid se ha europeizado mucho: es una ciudad como las demás. Ya no hay trajes populares. Los pañolones de Manila apenas se ven fuera de los escenarios. No se ofenda usted, Gallardo; pero, no sé por qué, me recuerda usted al indio.
Es preciso que nos desnudemos rápidamente detrás del tronco de un árbol, para estar al abrigo del aire helado, que nos olvidemos del frío que contrae nuestros miembros; todo es en vano; el viento nos recuerda la dura realidad. A nuestros pies corre el agua, rápida y sombría; sin tocarla, sentimos que está helada; el soplo de aire que la riza nos hace temblar de frío.
Es la única ciudad del mundo en que he visto esa vigilante tutela de la autoridad sobre los débiles y los enfermos. ¿Quién no recuerda las angustias de las madres, teniendo a sus hijos convulsivamente de la mano y tratando de salvar estos torrentes de Oxford-Street, de la City, de los bulevares, de la plaza de la Opera o de la avenida de los Campos Elíseos?
Ella no te puede recordar como una mujer recuerda a un hombre, como una novia recuerda a su novio, sino como una niña recuerda a su hermano mayor. Tiene, pues, que añadir imaginariamente la cualidad de amante y pensar en ti de otra manera que hasta ahora ha pensado. »Todo esto, y más, que tú comprenderás sin que yo lo diga, se agita en la mente de Inés.
Hay aquí algo de la ópera, ó más bien del baile, que nos recuerda á cada instante que no se nos presenta ningún trasunto poético de la naturaleza, sino un espectáculo visible, dirigido sólo á obtener nuestros aplausos.
¿Qué idea de justicia puede concebir quien recuerda el espectáculo que presenció aquel caballero en el cementerio de Cuzco?
Pues no hay más, papá, y en eso se estaba cuando me anunciaste la venida del otro. Y ahí está el dedo malo precisamente replicó Bermúdez arañándose las palmas de las manos con las respectivas uñas . Resultó el contraste, y ¡pum!... a la cárcel Nacho. Yo no me opuse a que viniera, recuérdalo... y recuerda también lo que te prometí. ¿Qué fue lo que me prometiste? porque, a la verdad...
Recuerda si en alguna ocasión te aconteció ser testigo presencial de cómo ese mismo objeto, la Rúa Ruera, suscitó duplicidad de imágenes e impresiones en dos observadores de genio contradictorio; y tú ahora amalgama aquellas imágenes e impresiones.
Palabra del Dia
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