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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Luego, al ver una casa ó un transeunte que se iba aproximando, reanudaba su conversación. Lo que ella temía era un alto en el camino, sentarse con el príncipe en el pequeño parapeto que bordeaba la costa. ¡Mientras siguiesen marchando!...
Y reanudaba su vida monótona, paseando por la cubierta del buque, vacío y muerto, sin saber qué hacer, desesperándose á la vista de los otros vapores, que movían sus antenas de carga, tragándose cajas y fardos, y empezaban á lanzar por sus chimeneas el humo anunciador de su próximo viaje. Sufría remordimientos al calcular lo que podía haber ganado el buque de hallarse navegando.
Pero la tartana, como una coqueta, inconstante y caprichosa, reanudaba su rumbo primitivo, y a la velocidad de todo su velamen, iba a sumergirse en las oleadas de luz que abrazaban la atmósfera, desesperando así a los honrados guardacostas que se apuntaban un nuevo fracaso.
Un señor viejo y condecorado, tipo de funcionario en jubilación, hacía preguntas á Desnoyers cuando el tren reanudaba su marcha. «¿Usted opina que llegarán á Tours?» Antes de recibir contestación se adormecía. El sueño embrutecedor avanzaba por el pasillo sus pies de plomo.
¡Mamá! ¡Mamá!... Un coro de voces infantiles estallaba en el interior de la casa, como si implorase socorro. ¡Callad, demonios! Dejadme en paz. Es imposible tener un rato de tranquilidad en esta casa. Y después de imponer silencio con voz amenazante, Eva reanudaba el curso de sus meditaciones.
Algunos, más optimistas, creían que en el primer tren iba á llegar un nuevo ingeniero director, como si al gobierno de Buenos Aires le fuese imposible vivir si no reanudaba los trabajos inmediatamente. El Gallego y otros españoles hacían apuestas sosteniendo que su compatriota don Manuel Robledo, al que respetaban como una gloria nacional, sería el designado para la nueva dirección.
En mitad de una peroración entusiasta callaba, inclinándose ante el armónium, y las melodías del instrumento llenaban el cuarto, descendiendo por la escalera hasta llegar a los paseantes del claustro como un eco lejano. De repente, cesaba de tocar en el pasaje más interesante y reanudaba su charla, como temiendo que en su continua distracción se le evaporasen las ideas.
Palabra del Dia
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