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Su actividad, cuando es fecunda, puede condensar en un minuto más hechos, más ideas, más creaciones, más gloria y más infierno, que otra inteligencia reacia, perezosa y torpe, durante siglos de siglos. Última moralidad. Todo es relativo, como decía D. Hermógenes. No hay menos ni más.

Mi alma, reacia e incapaz de esos raptos misteriosos, no acertará a seguir a Vd. nunca a las regiones donde quiere llevarla. Si Vd. se eleva hasta ellas, yo me quedaré sola, abandonada, sumida en la mayor aflicción. Prefiero morirme. Merezco la muerte: la deseo.

Y si la humanidad colectiva anda tan reacia en nacer, yo recelo que la superhumanidad triunfante siga en gestación doble tiempo, y sólo salga a luz, no ya dentro de ciento cuarenta siglos, sino dentro de trescientos, si para entonces no ha tenido nuestro planeta algún mal encuentro o tropiezo en la amplitud del éter por donde voltea y va valsando, o si no le falta agua porque se combine la que hay con sustancias sólidas, o si no se enfría y apaga su fuego interior, o si, a fuerza de rodar, no acaba por agujerearse y por tomar forma de buñuelo o de anillo, como el de Saturno.

Quedaba la cuestión más grave; el permiso de su padre. Obdulia la presentó desde luego como muy ardua. Osuna no tenía más hija que ella. Era verosímil que se resistiera a perderla para siempre. Mostrábase reacia, temerosa, para hablarle: dejó trascurrir días y días sin intentarlo. El P. Gil la animaba representándole que nada reprobado iba a solicitar de él.

Yo me refería a Gustavo Núñez y a mi cuñada Elena replicó Tristán friamente. Elena se mostraba reacia aquel verano para ir al Escorial. Reynoso ya no podía más. Su amor y su prudencia le retenían de tomar la iniciativa, pero empezaba a mostrar en su semblante la impaciencia que le dominaba.

Lo que convenía era la condenación de Antoñuelo para escarmiento de otros pícaros y para seguridad y descanso de las personas pacíficas y honradas. Don Andrés había censurado siempre la compasión malsana que los criminales suelen inspirar en nuestro país y había apludido la impaciente severidad con que los yanquis linchan sin escrúpulo a quien la justicia anda reacia en dar el merecido castigo.

Cada vez que en mis largos viajes de ferrocarril, cuando después de veinte o treinta horas de inmovilidad, no se tiene ya postura, entra en mi espíritu aquel mal humor que todos conocen, no tengo más que acordarme de la mula... para sentirme fresco, alegre y dispuesto. La que yo llevaba en ese momento era detestable, reacia, lerda, con una cojera endemoniada.

Todo se necesitaba para vivir con tan poca tierra. Había que estar siempre sobre ella, tratándola como bestia reacia que necesita del látigo para marchar. Era una parcela de un vasto jardín, en otro tiempo de los frailes, que la desamortización revolucionaria había subdivido.

Eran golfos de poderosos pulmones, que para atraer al público se agitaban como epilépticos, corriendo en torno de su puesto, manoteando, exhibiendo sus artículos, entregándolos a ciertos compinches que se fingían compradores para impulsar a la gente reacia. ¡Aquí! ¡al tío que se ha vuelto loco y todo lo regala! gritaba uno con voz de trueno.

Doña Beatriz, casada ya con un hombre a quien veneraba y quería, y a quien era deudora de haber salido del lugar, donde se ahogaba, y de espaciarse por grandes ciudades, limitaba su misión para lograr el engrandecimiento a servir como de espuela a la reacia voluntad de su marido; pero en Inesita, soltera y libre y llena de atractivos, que ella sabría completar y hacer valer con su prudencia, veía doña Beatriz un filón intacto aún, un minero riquísimo de todos los bienes, encumbramientos y prosperidades.