Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
D. Juan respondió que si él acetase el gobierno, había de ser para defender el fuerte y no para rendirle: que si para esto querían, que él tomaría el cargo. El Antonio Dávila se fué con esta respuesta.
Sus discípulos le querían por todo extremo, y era uno de esos maestros siempre preferidos y siempre elogiados que hacen amable el estudio.
No podía él ya justamente hacerse desentendido á aquellas súplicas, y más cuando la gracia no sería menos poderosa que la eficacia de sus palabras para su conversión, y para que con la salud del cuerpo recibiesen también la del alma; por esto preguntaba á los enfermos si de corazón creían en Jesucristo, y querían bautizarse; y respondiendo ellos que sí verdaderamente.
Yo, al caer en uno de estos lazos burdos, me confundía, y don Matías soltaba la carcajada. Entonces, ya turbado, no sabía qué hacer y miraba desde el amo de la casa hasta los criados como a enemigos que querían humillarme. Es ridículo y absurdo cómo en la juventud se sufre por necedades sin importancia. Don Matías y yo nos sentíamos como tipos de distinta raza.
Quitáronle una ropilla que traía sobre las armas, y las medias calzas le querían quitar si las grebas no lo estorbaran.
Era anticipada porque aún no se habían casado, pero de ningún modo querían que se escapasen sin ella.
Algunas personas incrédulas del lugar querían dar a entender que todo esto se decía para adular a don Acisclo, el cual lamentó de verdad la muerte del sobrino y le elogió en todos los tonos que él podía emplear.
Los ingleses tenían gran empeño en ello, porque querían llevar por trofeo a Gibraltar el más grande navío hasta entonces construido. Por esta razón trabajaban con tanto ahínco en las bombas noche y día, permitiéndonos descansar algún rato.
Iban otros cargados de pieles pintadas, parándose a cada puerta, por si les querían comprar la colorada o la azul, que ponían entonces como los cuadros de ahora, de adorno en las salas.
Es verdad, Grano de Sal. ¡Dios de Dios! ¡qué hombre! ¡y le querían en toda la comarca! Un desgraciado marinero le pedía algo, y lo obtenía al instante. En fin, desde hace veinte años que se había retirado de los negocios para vivir de sus rentas, todos se hacían lenguas de su caridad.
Palabra del Dia
Otros Mirando