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Actualizado: 21 de julio de 2025
Crióse Preciosa en diversas partes de Castilla, y a los quince años de su edad su abuela putativa la volvió a la Corte y a su antiguo rancho, que es adonde ordinariamente le tienen los gitanos, en los campos de Santa Bárbara, pensando en la Corte vender su mercadería, donde todo se compra y todo se vende.
«Oh Roma afortunada, estás enrojecida con la sangre preciosa de aquellos mártires (príncipes cristianos). No por tus esplendores, sino por sus méritos (los de ellos), excedes la hermosura de todo el mundo.» ¿No está aquí claramente acusada la contraposición de la Iglesia primitiva, como potencia espiritual, frente al fausto de las potencias temporales y caedizas? Sin duda, debe de ser magnífico, imponente y maravilloso el aparato y circunstancias de contorno con que actualmente se canta este himno en Roma; pero, ¿qué dirían Boecio y su mujer si levantasen la cabeza? No se impaciente usted, que vuelvo en seguida a mi historia; pero estos preámbulos son esenciales. No le hablaré a usted de las diferentes recensiones, refundiciones y manejos que el Breviario padeció a manos de sucesivos pontífices, porque esto, probablemente, no le interesa, y, aun cuando le interesase, aquí estaría fuera de lugar. Sólo quiero decirle que la segunda edición tipo del Breviario fué publicada bajo Clemente VIII, con el concurso y dirección del cardenal Belarmino. Recordará usted, anoche se lo referí, otro Belarmino, zapatero y filósofo, padre de una chiquilla amiga mía, Angustias. Pues bien: yo no podía por menos de ver en el cardenal Belarmino algo así como la paternidad putativa o adoptiva del Breviario. El nombre de Belarmino aparece con frecuencia, y no me era dado eximirme de esta idea caprichosa. Por otra parte, yo me había enterado que Belarmino, el zapatero, no era padre, en la carne, de Angustias, sino padre putativo o adoptivo.
Y tanto podía la imaginación, que la madre putativa llegaba a embelesarse con el artificioso recuerdo de haber llevado en sus entrañas aquel precioso hijo, y a estremecerse con la suposición de los dolores sufridos al echarle al mundo. Y tras estos juegos de la fantasía traviesa, venía el discurrir sobre lo desarregladas que andan las cosas del mundo.
Oye, Edmundo dijo un ciudadano prominente, conocido por León, dirigiéndose a uno de los curiosos. Entra aquí y mira lo que puedas hacer, tú que tienes experiencia en estas cosas. Y a la verdad que la elección no podía ser más acertada. Edmundo en otros climas había sido la cabeza putativa de dos familias.
Lo verán desde la cazuela, y sin sacarle punta a la función, pensó don Restituto. El Padre Alesón proseguía: Esa paternidad putativa y seudomaternidad de Belarmino ocurrió un año antes de casarse con la Juana. La Juana, por el momento, no soltó prenda; pero ya casada, y así que sacó el genio, declaró que no se dejaba engañar por Belarmino, y que Angustias era una hija de tapadillo.
Palabra del Dia
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