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Actualizado: 15 de junio de 2025
Los alrededores de Berna son, como toda la Suiza, admirables: praderas de eterna verdura, cascadas, torrentes, montañas, casas de campo. Las carreteras, á nivel de las mejores de Europa, se ofrecen en abundancia por todas partes, con una verdadera prodigalidad.
Esta población tan heterogénea, á decir verdad, no sabríamos cómo vive, á no recordar la prodigalidad del suelo y la abundancia de carne que suministra el sinnúmero de venados que recorren sus bosques; venados, cuya carne, como todo lo demás que representa una necesidad ó una superfluidad, hay que buscarlo en la vecindad, pues allí, á pesar de no haber mercado ni tienda abierta, puede asegurarse que, salvas poquísimas excepciones, todos son comerciantes, vendiendo unos lo que les sobra de sus pacotillas y ranchos, aprovechando la falta de otros.
Crecería en ellas la alfalfa con una prodigalidad semejante á la de la tierra de Canaán, y le sería posible repetir al borde del río Negro las milagrosas crianzas de los estancieros vecinos á Buenos Aires, sustituyendo el áspero y flaco ganado criollo con animales valiosos, producto del cruzamiento de las mejores razas de la tierra.
Las cuentas ya habían venido y algunas se habían pagado. D. Juan Nepomuceno seguía con Emma la misma conducta que con Bonis desde que cada cual por su lado se habían entregado a la prodigalidad, como él se decía. La de Emma sí era prodigalidad verdadera, aunque no lo parecía.
La temperatura de San-José es muy cálida, sin que por esto se conozcan allí en manera alguna las enfermedades: su morada no puede ser mas agradable, pues parece que la naturaleza se hubiese complacido en derramar sus dones en aquellos lugares salvages, con una prodigalidad digna de la tierra de promision.
Pero ella cerraba ciertas puertas para que no pasase el humo; y decía señalando a los estrechos y obscuros pasadizos: Por ahí corran ustedes lo que quieran, loquillas, pero nadie me abra esa puerta. Toda su prodigalidad de señora que recibe de confianza, se reducía a entregar vestidos y pañuelos de estambre, todo viejo, para que los pollos de imaginación se disfrazasen de mujeres o de turcos.
De espaldas al mar, abarcaba en una mirada de satisfacción la nítida brillantez del buque, la limpieza del suelo, la prodigalidad del alumbrado, los fragmentos de salón que se veían a través de las ventanas.
Lo que ustedes quieran, señores replicó Hop-Sing, haciendo una cortés reverencia. Nació aquí; ustedes son sus padrinos. Por aquella época en que corría el año 1856, dos particularidades caracterizaban a la sociedad californiana. Estar pronta a comprender una indirecta y manifestarse generosa hasta la prodigalidad en cualquier llamamiento altruista.
Palabra del Dia
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