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Actualizado: 28 de junio de 2025
La familia del boticario Las visitas de aquel día no fueron tantas en Peleches ni tan molestas para sus moradores, como las del anterior; porque en Villavieja, como en todas partes, había de todo, y el furor de la cursilería y de la presunción estrafalaria, había pasado con la nube de la víspera.
Esta reflexión era lo único que se leía en una página, y más lejos, todavía otra duda: «¿Será entonces presunción creer que se tiene razón?» Después algunas frases de sentido obscuro. «De ningún modo, pero agrada esperar... »No es debilidad, no es sorpresa: he pensado detenidamente, la confianza me sonríe, veo la meta... »Ahora me faltan las palabras...»
Así como a otras el amor propio les inspira la presunción, a la viuda de Jáuregui le infundía convicciones de superioridad intelectual y el deseo de dirigir la conducta ajena, resplandeciendo en el consejo y en todo lo que es práctico y gubernativo.
De regreso a Madrid en el coche, llevaba fresca en su mente la imagen de la que ya no era nada. «Esta imagen dijo a su amigo , vivirá en mí algún tiempo; pero se irá borrando, borrando, hasta que enteramente desaparezca. Esta presunción de un olvido posible, aun suponiéndolo lejano, me da más tristeza que lo que acabo de ver... Pero tiene que haber olvido, como tiene que haber muerte.
Su pompa, presuncion, y bizarria, Fenece con muy vìl abatimiento: Que cosa cierta es que no podia Para siempre durar su ensalzamiento. Un negro que este C
Así podía darse ese barniz de rico, que engañaba a los más y hacía sonreir desdeñosamente a los paganos y sabedores del secreto, pero que bastaba para la satisfacción de sus gustos y de sus propósitos, desde que la suerte le había colocado en posición inferior a la que él tenía derecho a ocupar, y la sociedad, no su presunción, le exigía cubrir las apariencias.
Por intervalos se notaban en ella síntomas de presunción, anhelos de agradar, preferencias por estas o las otras personas, algo que indicaba las inquietudes o anuncios del cambio de vida, de lo cual se alegraba Doña Paca, porque tenía sus proyectos referentes a la niña.
El proverbio dice que quien prueba mucho no prueba nada, y esto ocurría a doña Luz no bien demostraba que, no sólo el Padre estaba enamorado de ella, sino que ella estaba enamorada del Padre. Se examinaba el alma, se interrogaba el corazón, y como le respondían que no amaban al Padre, volvía a creer que sólo su presunción podía hacerle imaginar que el Padre la amase a ella.
De esto le sobrevino alguna presunción, y gracias a ella su figura no parecía tan mala como era realmente. Tenía su buena capa de embozos colorados; por la noche se liaba en ella, metíase en el tranvía y se iba a dar una vuelta hasta las once, rara vez hasta las doce.
Esta presunción no merece rechazarse, pues según consta de evidentes testimonios, ya un siglo más tarde era tan general y conocida la representación de dramas, que fué preciso sujetarla á las prescripciones de las leyes. El reinado de San Fernando forma el núcleo de una serie de sucesos importantes, que hacen del siglo XIII una de las épocas más notables de la historia de España.
Palabra del Dia
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