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Actualizado: 7 de junio de 2025


Hombres, hombres serios, verdaderamente merecedores de ese nombre, dignos de reverencia y afecto, y de que por ellos se arriesgue un paso que no canse mucho, para Pinho sólo lo son los prestamistas del Estado.

Las otras naciones, donde el ahorro ha seguido aplicándose a la obtención de las energías sobrenaturales para asegurar la salud de los vivos y el bienestar de los muertos, Rusia, España, Turquía, Portugal, Austria-Hungría, no han pasado aún de las condiciones de prestatarios a la de prestamistas.

Sobrevino en aquel tiempo un aumento de las dificultades y ahogos de la familia en el orden administrativo: las deudas roían con diente voraz el patrimonio de la casa; se perdían fincas valiosas, pasando sin saber cómo, por artes de usura infame, a las manos de los prestamistas.

Era la compra de todo lo necesario para la semana; el día destinado a los negocios; la llegada en masa de la población de los huertos, para pedir dinero a los prestamistas o devolvérselo con creces; repoblar el gallinero, comprar el cerdo, cuya creciente obesidad había de seguir con ansia la familia o adquirir a plazos el rocín, motivo de inquietud y de desesperado ahorro.

Lo que doña Manuela callaba eran las sospechas vehementes de que su amiga explotaba sus apuros, guardándose los «picos» de las cantidades facilitadas por los prestamistas. La viuda tenía la altivez de los grandes señores que creen de buen tono dejarse robar descaradamente por sus criados.

Eran dos prestamistas del antiguo barrio judío de Santa Escolástica. El uno, joven, con el cabello tuzado sobre la frente, facciones infantiles y enorme corpachón de verdugo. El otro, anciano, ojillos vinosos, nariz avarienta, y la piel del pescuezo cárdena y granulosa como el colodrillo de los pavos.

A éstos, antes de empezar, les indicaré que pueden hacer averiguaciones en Londres, en ese pequeño mundo de aventureros, especuladores, prestamistas y perdedores de dinero, conocido con el nombre de la City, donde estoy seguro que no tendrán dificultad alguna en obtener aún más detalles interesantes sobre el hombre de los misteriosos millones a que en parte se refiere esta narración.

Vio padres de familia que buscaban el modo de despojar a sus hijos en provecho de una amante o de alguna obra piadosa; jóvenes que estudiaban la manera de robar la dote a su futura esposa por medio de un contrato; prestamistas que exigen el diez por ciento sobre primeras hipotecas y prestatarios que hipotecaban fincas imaginarias.

Quedó en silencio Maltrana, como si se examinase interiormente. ¡País de asombros! continuó . ¡Yo banquero, yo que he hecho sufrir tanto a los prestamistas de Madrid!... ¡Tierra de transformismos, donde los albañiles se hacen agricultores, los curas fugitivos se convierten en padres de familia y los señoritos arruinados entran de cajeros de confianza en las casas de comercio!...

Las doce mudas se reducían a doce camisolines, o sea doce cuellos y doce pecheras. ¡Oh, prodigios de la fantasía! La hermosa bailarina esperó en vano aquella noche a Julio Camba. Su labor teatral en América le dará dinero y gloria. Empleará el magín en forjar versos y situaciones dramáticas en lugar de asaltar editores y prestamistas.

Palabra del Dia

rigoleto

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