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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Hizo una pregunta en voz baja al croupier, y se repitió la explosión de regocijo. Las mujeres se mostraban las más expansivas al pensar que su burla, pasando por encima de Spadoni, podía herir á la que lo había puesto allí. El gesto de extrañeza del músico ante esta hilaridad sólo sirvió para prolongarla escandalosamente. Todos reían por contagio viendo su cómico asombro.
¿Quién ha hecho esto? preguntó el profesor con voz sorda, esperando el silencio con que tantas otras veces se acogiera una pregunta semejante... Pero ahora, la travesura tenía su editor responsable.
Porque, en realidad, no se pregunta: «¿cómo será el mundo?», interrogación harto filosófica para sus años y su inexperiencia.
Sin embargo, la oyeron como quien escucha un aire favorito, y en ciertos pasajes dejaron un momento de fumar las pipas, a fin de consagrar toda su atención a las palabras que esperaban. Pero no había concluido aún aquello, porque el señor Snell hizo a tiempo la pregunta que debía motivar la continuación del relato.
¿Lleva usted revólver? pregunta un pasajero á su vecino. Y el interpelado, que no desea otra cosa que exhibir su 44, saca del cinto un enorme Bulldog, sucio y descuidado, con el cual, según afirma, peleó muy duro en la escolta de Máximo Gómez. Esta primera demostración armada es la señal; y pronto todos los viajeros agitan en sus manos revólvers y pistolas de todas clases.
Adivino en su rostro la curiosidad. Se pregunta usted cómo pudo realizarse esta maravillosa reversión en la preeminencia de los sexos. Era empresa difícil ... pero al fin triunfamos, como va usted á ver. Donde el profesor Flimnap termina su lección
Pregunta el ateo qué medio tenemos para cerciorarnos de la existencia de Dios; y como que exige una aparicion de la divinidad para creer en ella; pues bien, esa aparicion existe, y nó fuera de nosotros, sino dentro de nosotros: y si es perdonable que no la vean los hombres poco reflexivos, no lo es el que no acierten á descubrirla, los que se precian de entendidos en ciencias metafísicas.
Cuando Lorenzo decía estas palabras llegaron a su lado Melchor y Ricardo, que reían desconsideradamente. ¿Cómo te caíste? le preguntó éste. ¡Qué pregunta!... si no me caí; vi que empezaba a corcovear y resolví bajarme... ¡qué pavada!...
Dentro y fuera, junto y separado, implican extension; presuponen lo mismo que se quiere explicar; la cosa definida entra en la definicion, bajo el mismo concepto que necesita ser definida. Precisamente, cuando se busca lo que es la continuidad de la extension, se pregunta, qué es el estar dentro y fuera, y junto y separado.
¿Así, pues, hay varios amores? preguntó una mujer que era tal vez, de todas las presentes, la que menos debiera haber hecho tal pregunta. Sí, señora respondió el conde. Crea usted que costaría trabajo enumerarlos. Pero vamos al asunto. Aún no son las doce; de modo que disponemos de unas horas.
Palabra del Dia
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