Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de julio de 2025


Salió, pues, ya entrada la noche, dejando á Pascuala el encargo de no apartarse de Clara; y recordando que su tío había hablado de no volver á casa de las Porreñas hasta después de tres días, pensó dirigirse á La Fontana ó á casa del abate. Fué á La Fontana: entró en el cuarto interior, donde se reunían confidencialmente los principales políticos del club, y no lo encontró.

Las manos de entrambas Porreñas se lanzaron con presteza brutal sobre la última, y cayeron una sobre otra, aplastándose allí mutuamente en repetidos golpes. Las dos ruinas se miraron: parece que se querían tragar mutuamente. ¿Cuál de los dos caracteres vencería al otro? Paz estaba hinchada de cólera, de orgullo; estaba amoratada, apoplética.

Oir que continuamente imputaban á aquella infeliz faltas y crímenes inauditos, y no poder acercarse á ella y preguntarle. "¿Qué has hecho?". Las tres Porreñas marchaban acompasada y pomposamente, sin proferir una palabra.

Al fin lloraba con tan deshecho llanto como si en aquel momento y con aquellas lágrimas se desahogaran los dolores de toda su vida, desde el incidente del pajarito en casa de la madre Angustias hasta la escena de la expulsión en casa de las Porreñas. El joven no quiso menoscabar con una palabra más la elocuencia de aquellas lágrimas.

Creyó que Dios la abandonaba ó que no había Dios; que su destino la obligaba á optar entre la inquisición espantosa de las dos Porreñas, y aquel abandono, aquel vagar por un desierto, repelida por todos ó solicitada por la depravación ó el vicio. Se decidió á hacer otra tentativa. Detúvose ante un hombre que, con un farol y un gancho, revolvía escombros, y le hizo su pregunta.

Entraron en el cuarto donde estaba acostada la devota ... Esta reposaba tranquilamente, pero no dormía; tenía clavados los ojos en el techo con muestras de meditación profunda. Sentada junto á la cama estaba Clara, que hacía de enfermera y acompañante de la santa. Cuando las dos Porreñas entraron, Clara les conoció en las caras que se preparaba una escena terrible.

Púsose un mantón, bajó, entró en casa de las Porreñas, tocó, le abrieron, y se encaró con la faz majestuosa de María de la Paz Jesús, que de muy mal talante le preguntó: ¿Qué quiere usted? Venía á ver al amo de esta casa para decirle una cosa, dijo Rosalía entrando. ¡Qué irreverencia! pensó María de la Paz, viéndola entrar de rondón. Salomé, una luz.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando