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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Sudaba sólo acordándose de ello. Así pasábamos las horas de la comida, charlando largo y tendido: el faro, el mar, narraciones de naufragios, historias de bandidos corsos... Luego, al obscurecer, el torrero del primer cuarto encendía su candileja, tomaba la pipa, la calabaza, un grueso Plutarco de cantos rojos, único volumen que constituía la biblioteca de las Sanguinarias, y desaparecía por el fondo.
PLUTARCO escribió un Tratado de la educacion de los hijos, y en nuestros tiempos vemos muchos libros que tratan christianamente tan importante asunto, y creo yo que el poco fruto que se saca de tales escritos, nace de que los padres no consideran que la principal leccion para educar bien sus hijos, consiste en obrar ellos mismos loablemente, en hablar delante de los hijos con modestia, en mostrarlos con su exemplo lo que es feo y lo que es abominable, lo que deben seguir y evitar, y de este modo la imaginacion de los niños se va llenando de imágenes y de señales, que en llegando al uso de la razon, le sirven de fundamento para razonar con juicio.
Respetando la opinión de Plutarco, yo me atrevería a decir que los pueblos no serán nunca felices, ni más ni menos que los individuos que los componen. Pero pudieran al menos ser hombres y ser pueblos si no fueran en el día cuasi-nada. Luchando entre principios contrarios, sufren el tormento del que descuartizan cuatro caballos que corren en direcciones opuestas.
Si el Poeta nombra á un Filósofo de la Grecia, se le presenta la ocasion oportuna de explicar la vida, los hechos, y sentencias del Filósofo, y nos da un compendio de LAERCIO, de PLUTARCO, y de todos los antiguos que han tratado del asunto. Así se ve claramente, que esto no lo hacen por esclarecer los Autores, ni por hallar la verdad, sino por adquirir fama de hombres eruditos.
Y en cuanto a Timoclea, tan ensalzada por Plutarco, y a la que el macedón Alejandro concedió su admiración, todavía doña Inés tenía más que criticar, porque Timoclea, durante el saco de Tebas, no acertó a defenderse del capitán de los tracios, y sólo después le mató arrojándole a un pozo, porque aquel bárbaro le pidió dinero; de suerte que, si se lo hubiera dado, en vez de pedírselo, él hubiera quedado vivo y la anterior violencia impune.
Tal debiera ser la vida artísticamente escrita de todo personaje célebre. Tales son las que escribió Plutarco en la edad antigua, y las que entre nosotros ha escrito recientemente Quintana. Esta condición, con todo, era imposible de cumplir, dado el asunto elegido por el joven historiador D. Alfonso Danvila, y dado el personaje o el héroe cuyos actos se propuso historiar y ha historiado.
La doctrina de los Libros Sagrados, así en asuntos Históricos, como en Morales, es la mas pura y perfecta. En lo Moral, quien haya leido á LAERCIO, SEXTO, EMPÍRICO, PLUTARCO, CICERON, SENECA, donde se hallan los sentimientos de los Filósofos antiguos, verá, no Moral arreglada en ellos, sino monstruosidades y errores enormísimos.
Los últimos versos del soneto pueden recordar la Vida de Alejandro, de Plutarco: "Alejandro, teniendo, según parece, por más digno de un rey el dominarse a sí mismo que vencer a los enemigos, ni tocó a éstas..." No es ésta la única vez que Lope cita reunidos los dos casos: "Si cuentan de Cipión Que volvió por la opinión De aquella hermosa mujer, España le ha de tener; Que en ella todas lo son.
Cuando el artista quiere representar a la ciencia, a la poesía, a la virtud, ¿no les da forma de mujer? MARINO. Es cierto. PROCLO. No debes, pues, maravillarte de que yo ame en esta mujer a la ciencia, a la poesía y a la virtud con forma visible. MARINO. Ya no me maravillo. ¿Y puedo saber cómo se llama tu amada? PROCLO. Se llama Asclepigenia. Es la hija de mi maestro Plutarco.
Ya te he dicho que la conocí quince años ha. La conocí en Atenas. Plutarco me acabó de enseñar la filosofía. Asclepigenia me inició en los misterios caldeos, en los ritos de las orgías sagradas y en los procedimientos más eficaces de la teurgia. Desde entonces estamos ella y yo ligados por amor espiritual y sublime.
Palabra del Dia
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