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Actualizado: 28 de junio de 2025
Paesen hechos de masapán de Toledo... Aluego allá ellos... Si se najan, la farta será del gobernaó... Que les den lo suyo; los toritos no piden más que eso. ¿Te acuerdas de los muruves de Pascua? ¡Qué toritos! Dejaban el cuerno en los jacos y se queaban ¡dormíos, dormíos!
-Ya te entiendo, Sancho -le respondió don Quijote-; que bien se me trasluce que las visitas del zaque piden más recompensa de sueño que de música. -A todos nos sabe bien, bendito sea Dios -respondió Sancho. -No lo niego -replicó don Quijote-, pero acomódate tú donde quisieres, que los de mi profesión mejor parecen velando que durmiendo.
Espinel, en su Sátira contra las damas de Sevilla, tratando de las doncellitas de su tiempo: «Luego les duele el hígado y el bazo; luego piden las paxaras del ayre....»
Unos piden mulas, otros coches, otros literas, otros palafrenes, y ningunos hay que se contenten con carros, porque dicen que tienen malos estómagos. Sobre éstos suele haber muchos disgustos. Son sus trabajos excesivos, por ser los estudios tantos, los ensayos tan continuos y los gustos tan diversos; y así es mejor dejarlo en silencio, que á fe, que pudiera decir mucho.»
-Por cierto, buen escudero -respondió la señora-, vos habéis dado la embajada vuestra con todas aquellas circunstancias que las tales embajadas piden.
Fuime por las calles de Dios, llegué a la puerta de Guadalajara, y sentéme en un banco de los que tienen en sus puertas los mercaderes. Quiso Dios que llegaron a la tienda dos de las que piden prestado sobre sus caras, tapadas de medio ojo, con su vieja y pajecillo. Preguntaron si había algún terciopelo de labor extraordinaria.
Las estaciones de las líneas férreas que arrancan de Milan, son pobres y están mal hechas: al subir á los carruajes es necesario enseñar el pasaporte que piden en el camino diez ó doce veces dentro de los mismos vagones, segun se va marchando.
Es la hora en que los niños hablan con otros séres, y mientras que corremos tras extraños placeres, ellos murmuran todos una plegaria igual; y con las manos juntas, de rodillas postrados, piden, hácia los cielos los brazos levantados, gracia para nosotros al Padre Universal.
A los ejemplos que transcribe el señor Bonilla podrían añadirse otros, éste, verbigracia del Entremés de los invencibles hechos de Don Quijote de la Mancha, compuesta por Francisco de Ávila, publicado en 1617, y reimpreso en 1905 con prólogo y notas de don Felipe Pérez y González: «MUJER. Estánme echando todos bernardinas, pidiéndome imposibles por momentos. VENTERO. ¿Qué os piden, por mi vida?
Convendrás, con todo, en que yo no he dado motivo. Yo no soy como otros frailes, que se meten á dar consejos que no les piden, y quieren gobernar lo temporal y lo eterno, y dirigirlo todo en cada casa donde entran. ¿No es así? Así es. Más bien tengo yo que lamentarme de que V. me aconseja poco. Pues hoy no te quejarás por ese lado.
Palabra del Dia
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