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Capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo, y las medias de carne; bien es verdad que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos como llevados, y los del otro, picados y sin suelas, de manera, que más le servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador; el otro, un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda.

GUISADO DE CARNERO CON PATATAS. Después de partida la carne a pedacitos, se echa en una olla, con tocino y cebolla picados, sal y pimienta, se pone a rehogar a fuego lento, y cuando está algo más que a medio cocer, se echa una salsa de avellanas, especias y patatas partiditas; al empezar a hervir se retira un poco, para que acabe de cocer a fuego lento, hasta el momento de servirlo.

Pero fértil siempre en astucias, en vez de atacarlos por donde combatía Toribión, se lanzó por el sitio en que las filas le parecían más flacas. Y en efecto, las rompió fácilmente. Los de Entralgo, picados del ejemplo y aún más de las palabras de su compañero, redoblaron sus esfuerzos.

A la banda de babor tenemos las costas de Naig; á estribor las agrestes sierras de Bataan, y á proa la isla del Corregidor. Once campanadas resonaron en la cámara, y tres golpes fueron picados en la campana del castillo de proa. El almuerzo estaba servido. La presentación oficial á bordo se hace siempre en la primera comida.

OTRA FÓRMULA. Se escama y limpia, se le hacen unos cortes sesgados y se mete en cada uno una raja de limón, se dora en la sartén perejil y cebolla picados, se echa pan molido y caldo, se vierte sobre el besugo y se mete al horno.

Se fríe aparte cebolla y perejil picados; se hace tomate, y todo junto se vierte sobre el bonito, dejando que hierva a fuego lento hasta que esté en su punto. CONCHAS RELLENAS. Preparada la pasta como para hacer croquetas, se rellenan las conchas, se espolvorean de pan rallado y se meten al horno hasta que se doren.

Faraón, que era uno de los del juego, llamado desta suerte porque pedía con plagas a las puertas de las iglesias, y el Sargento, nombrado así porque tenía un brazo menos , le dijeron que los dejase jugar su excelencia, que estaban picados; que después harían lo que les mandaba; viniéndose el Duque con el Marqués de los Chapines, que era un pobre que andaba arrastrando , y de la cintura arriba muy galán, y estaba entreteniendo las damas, diciendo: Con vusía me vengo, que está más bien parado.

Y permaneciendo un instante pensativo, añadió: Aunque estemos picados con los de Entralgo, al fin son nuestros compañeros y lo han sido siempre. ¿Queréis que vayamos á esperar á esa canalla y les calentemos un poco las espaldas? ¡, Nolo! clamaron todos á una voz. ¡Adelante! gritó entonces el mozo de la Braña lanzándose con ímpetu por la calzada pedregosa.

En una cazuela se fríe aceite, ajos picados, laurel, cebolla y perejil; cuando esté a medio enfriar échese una cucharada de pimiento molido, frito éste, los langostinos y una copa de vino blanco; se tapa bien y se pone a fuego lento, sazonándolo y agregándole un poco de agua caliente, procurando que la salsa no lo cubra. Veinte minutos serán suficientes para que se cuezan.

Se pone una sartén al fuego con manteca de cerdo, cebolla y tomates bien picados, se rehoga todo lo machacado y en un molde liso untado con manteca se pone todo y se mete al horno hasta que se dore. Se deja reposar, se vuelve en una fuente redonda, y se sirve con salsa mayonesa.