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Actualizado: 15 de julio de 2025
Traía ella consignados en precioso manuscrito todos los peregrinos sucesos de que había sido testigo, agente o paciente. Con ellos, imitando a César, se proponía dar al público sus comentarios. Es indudable que si los hubiese publicado y si no se hubiesen perdido, serían casi tan interesantes como los del Dictador romano.
Algunos minutos repuso Melchor; bajemos. ¡Cuánta gente baja aquí! dijo Ricardo al pisar el andén. Son peregrinos en su mayor parte, devotos de la Virgen de Luján. ¡Pero cuántos! Fíjate... ¡Siguen bajando! Esto es muy frecuente; vienen no sólo de Buenos Aires, sino hasta del exterior. ¡Qué cosa bárbara! exclamó Ricardo, agregando: ¿Y todos éstos creerán?
La Providencia hubiera hecho al mundo un bien muy grande, no habiendo dado necesidades materiales á los hombres que se consagran á la vida intelectual, especialmente tratándose de aquellos que son peregrinos en el presente; peregrinos que, con el báculo de la verdad en la mano y una esperanza valerosa en el corazon, cogen hoy espinas que mañana se convierten en flores, y sirven de corona á las generaciones venideras.
En el Diálogo del Nacimiento, de Naharro, no observamos ningún adelanto, comparado con los de la misma especie de Juan del Encina: su acción es nula, y en las pláticas entre dos peregrinos y dos pastores, se hallan, al lado de licenciosas bufonadas, sutilezas singulares de erudición teológica.
El asunto de la obra tiene melancolías de égloga. Un viejo príncipe solitario concluye por enamorarse ciegamente de cierta princesa, de quien todos le refieren bellísimos y peregrinos lances, y no quiere morir sin conocerla.
El indio se parecerá a un estudiante que tú conociste. ¿Pero de dónde había de sacar el tal estudiante todas las magnificencias indostánicas, todos los peregrinos tesoros de que en esta fotografía aparece rodeado?
Las tropas pasaban también, con sus músicas al frente, para desfilar ante la tumba de aquella mujer de laboratorio que se había ido del mundo sin sospechar su gloria. Cerca de mediodía el profesor Flimnap volvió en busca de su protegido. Empezaba á aclararse la muchedumbre de peregrinos. Ya puede entrar usted en la capital. El jefe de la policía dice que las calles están casi desiertas.
Una gran feria, abundante en diversiones para la muchedumbre, ocupaba los jardines del templo. De lejanas ciudades llegaban por el espacio flotillas de aparatos voladores, depositando en el lugar sagrado nuevos grupos de peregrinos.
Dejé tomada casa en un pueblo junto a Augusta; juntéme con estos peregrinos, que tienen por costumbre de venir a España muchos dellos, cada año, a visitar los santuarios della, que los tienen por sus Indias, y por certísima granjería y conocida ganancia.
Extraordinarias fueron la sorpresa y la alegría de los peregrinos cuando vieron extenderse a sus pies, desde la elevación en que se hallaban, la más amena, fértil y bien cultivada llanura que imaginarse puede. La vega deleitosa estaba regada por dos ríos y por muchos arroyos y acequias de agua cristalina. Se veían huertos, sembrados, y muy elegantes jardines.
Palabra del Dia
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