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Actualizado: 16 de julio de 2025
No hay como París para limar lo que hay de sobra de ese género en un cerebro joven. Pero si tiene usted la intención de meterla en un convento... Hasta en el convento, amigo mío... El aire ambiente penetra por las rejas y por los claustros. Dentro de un año se quedará usted asombrado del camino que habrá hecho... y acaso llegue usted hasta a asustarse...
El valle donde está situado el insigne monasterio de S. Gerónimo, con harta justicia lleva el nombre de Valparaiso, pues nada menos que un Eden representa á los ojos su frescura; cerca de este hay otro llamado Vallehermoso, y tiene tan merecido su nombre, que quien penetra en él sin saberlo se lo dá de nuevo.
Penetra, en virtud de la observación más perspicaz, en lo más íntimo del alma de sus personajes, para descubrir en ella la causa de sus debilidades y de sus virtudes; las espía, por decirlo así, en las variaciones más secretas de la vida de su espíritu, y presenta al espectador, con tanto esmero como prolijidad, sus observaciones psicológicas.
En más ó menos tiempo, la superficie sucia del lago reemplaza á la verdura de los prados, hasta que al fin, la capa líquida penetra en el suelo y se cambia en vapor, ó bien, después de la crecida, vuelve al cauce del arroyo. Durante la inundación, el pequeño arroyo, olvidando sus pacíficas costumbres, se convierte en destructor de cuanto encuentra á su paso.
Lo cómico de estas obras no consiste, como sucede con frecuencia en las comedias de inferior rango, en trasuntos de locuras ó vicios aislados, con propósitos y exactitud prosáica, ni en caricaturas ó en algunas escenas burlescas, sino que resplandece en toda la composición de mil maneras y la penetra y caracteriza en sus diversas partes.
El agua que penetra por todas las rendijas en el espesor de la montaña y la que sube en vapor desde los abismos profundos, sirven de principal vehículo á esos elementos que se atraen y se rechazan después, arrastrados por el gran torbellino de la vida geológica.
El aire cambia según las estaciones, y á veces con harta crueldad. El agua, la fría lluvia cae despiadadamente días y noches enteros, penetra nuestro cuerpo, nos constipa, en ocasiones hiela nuestros cabellos y nos asedia calenturientos con las agudas puntas de sus cristales.
Aquel que penetra en los inmensos y silenciosos claustros de San Pedro de Roma, en uno de esos tristes días sin luz en los cielos y sin movimiento en la tierra, siente que se infiltra lentamente en su alma un sentimiento nuevo, por lo menos en su intensidad.
Mordióse los labios el fraile, y al cabo de un momento dijo al pastorcillo: Pareces muy despierto, y tal vez pudiera yo hacer algo por ti. ¿Cómo te llamas? ¡Otra! ¿Pues, no pregunta cómo me llamo?... De ninguna manera. Los que me llaman son los que me necesitan. Tienes razón, niño, tienes razón. Y ese angosto sendero que penetra en el bosque ¿adónde va?
El breve trayecto de Salgar a Barranquilla es pintoresco, no sólo por los espectáculos inesperados que presenta el mar que penetra audazmente al interior formando lagunas cuya poca profundidad no las hace benéficas para el comercio, sino también por la naturaleza de la flora de aquellas regiones.
Palabra del Dia
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