United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Oyó pisadas en la toldilla. Una silueta avanzaba titubeante, explorando los rincones. Era Maltrana, que al reconocerlo se dirigió hacia él, lamentando su desaparición... ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no estaba abajo?... Y acompañaba sus palabras con grandes risas y cariñosos palmoteos. Fernando vio en sus ojos el brillo de una extraordinaria agitación. Al hablar esparcía su boca un vaho alcohólico.

Mira, Quilito, que no seremos amigos, si no dejas ese tema; ya sabes cuánto me desagrada. ¡Oh! tiíta Silda... ¡pues no faltaba más! Estampó un beso sonoro en la lustrosa mejilla de la señora, acompañado de cariñosos palmoteos en la espalda. Eres un loco, ¿cuándo sentarás el juicio?

Cada vez que uno de ellos venía a colocarse sobre un buen número del cuadro trazado en el suelo, estallaba el grupo infantil en palmoteos y gritos, que hacían revolverse en sus sillones a los pasajeros dormitantes. Karl, con aire pensativo y un dedo en la boca, contemplaba de cerca el juego de estos niños mayores que él.

Desde los primeros versos comenzaron a aplaudir catastróficamente. Apolonio, entre bastidores, escuchando el estruendo, se cernía serenamente sobre los aplausos, como Zeus olímpico sobre los truenos. El malicioso Celemín había preparado varios trucos grotescos. Había vestido a los actores de mamarrachos, con percalinas chillonas. Cada vez que salía uno, estallaba un escándalo de risas y palmoteos.

Como el público no cabía dentro del establecimiento, formaba corros fuera de él; y Friterini, ayudado por las mujeres, entraba y salía incesantemente con botellas y vasos. Sonaban las guitarras, acompañando los gritos y los palmoteos de la gente amontonada en torno á los bailarines.

Lo que había pasado antes entre el que llegaba y los presentes, por conocerse todos de trato, o de nombre cuando menos, pasó allí entonces; pero con la notable diferencia de que al reparar el de Provedaño en el de Coteruco, no acabó todo ello en el apretón de manos afectuoso o en los familiares y mutuos palmoteos en la espalda, sino que conmovidos y anhelantes uno y otro, sin decirse una palabra, se abrazaron tan estrechamente, que parecían no acertar a separarse.