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Actualizado: 17 de noviembre de 2025
Se decía que había disparado sobre un criado sólo porque le había abierto una carta, y que en varias ocasiones había cogido a los niños que se atrevían a hacerle muecas en la calle, los metía en la cuadra, los desnudaba y los azotaba cruelmente con las correas del freno de su caballo.
Daba además a su hijo dos mil duros cada semestre para sus gastos particulares, y en diferentes ocasiones le ofreció un pequeño capital para que emprendiera negocios por sí; pero al chico le iba bien con su dorada indolencia y no quería quebraderos de cabeza. El resto de su renta lo capitalizaba D. Baldomero, bien adquiriendo más acciones cada año, bien amasando para hacerse con una casa más.
En ocasiones solemnes, á través de las ricas pieles forradas de raso blanco, se transparenta la joya afortunada, el inseparable collar. Es como la túnica de seda que la odalisca viste interiormente y á la que tiene tanto apego, no dejándola hasta que está usada, rota y completamente fuera de combate, sabiendo como sabe que es un talismán, el aguijón infatigable del amor.
En el derrotero que nos ocupamos no se pierde ni un solo momento la vista de tierra, pasando tan cerca de ella en muchas ocasiones, que se hace precisa gran precaución.
Tú mismo le has traído a casa; tú mismo me has ponderado mil veces sus prendas y sus talentos; si yo me ha confiado a él y le he tomado por guía en unas ocasiones, y por maestro y confidente en otras, por tu consejo y con tu beneplácito ha sido.
En cambio, la ternura de mi corazón, que no se fija en objeto condigno, que no se emplea y consume en lo que debiera, brota y como que rebosa en ocasiones por objetos y circunstancias que tienen mucho de pueriles, que me parecen ridículos, y de los cuales me avergüenzo.
Cuanto más se prolongara el plazo, mayor era la probabilidad de verse libre, por lo menos, de algunas de las consecuencias odiosas a que había librado su ser más ocasiones le quedaban de gozar el extraño placer de ver a Nancy y de recoger las débiles muestras de un resto de afecto por él.
Dolly era una mujer demasiado sutil para no tener ocasiones de recibir luces de la naturaleza de aquellas de que había hablado, de modo que no permaneció mucho tiempo sin volver a tratar el asunto.
Era menester, para alegrarla, que todos los días hubiese jarana, giras de campo, mascaradas, etc., y que ella bailase sin cesar hasta caer rendida como una zagala de quince años: necesitaba menudear las entrevistas secretas con su amante a las horas más extraordinarias y en las ocasiones más impensadas.
¡Chin, chin, chin! ¡bom, bom, bom! ¡Sí, amigo mío! ¡Primero seducida que fanatizada!... Puede usted contar con mi firme amistad, don Víctor; para las ocasiones son los hombres.... Ya lo sé, Mesía, ya lo sé... ¡Cierre usted el balcón, porque se me figura que tengo ese bombo maldito dentro de la cabeza! ¡Las diez! ¿Has oído? el reloj del comedor ha dado las diez.... ¿Te parece que subamos?...
Palabra del Dia
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