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Sea su novela Amistad funesta el décimo volumen de las obras del Maestro. Es milagro que ella, como casi todo lo que escribió, no se haya perdido. Se publicó en 1885, en varias entregas, en El Latino Americano, periódico bimensual, de vida efímera órgano de la Compañía Hecktograph, de New York que no se encuentra hoy en biblioteca pública alguna.

A fines de 1630 regresó a España y si Rubens no ejerció influencia en su estilo, tampoco lo alteró la admiración que debieron de causarle las obras de Ticiano, Tintoretto, Veronés, Rafael y Miguel Ángel.

Lafontaine huyó otra vez, y sus biógrafos le encuentran en París vendiendo de casa en casa las obras por entregas que publicaba el editor Lachatre: novelas folletinescas, libros de viajes, libros de Historia, de Geografía, de Arquitectura.

«Imitad a los clásicos se dice a los jóvenes no intentéis innovar.» ¡Y esto es contradictorio! La buena imitación de los clásicos consiste en apartar los ojos de sus obras y ponerlos en lo porvenir; ellos lo hicieron así. No imitaban a sus antecesores: innovaban. De los que fueron fieles a la tradición, ¿quién se acuerda? Su obra es vulgar y anodina; es una repetición del arquetipo ya creado...

Las últimas obras de nuestro poeta, en las cuales, renunciando á su originalidad, rinde culto á deplorables imitaciones, no nos ofrecen, bajo este aspecto, la compensación deseada.

Menester es ahora que interrumpamos el examen de las obras de Lope de Vega, el cual, por ligero que haya sido, no podía ocupar demasiada extensión en una obra como ésta, destinada á exponer la historia de toda la literatura dramática española, puesto que era preciso dejar espacio suficiente para dar á conocer las composiciones de los innumerables émulos de nuestro poeta.

Entónces aparecieron sucesivamente los grandes maestros cuyas obras embellecen los preciosos museos de Europa.

Tres mañanas llevaba Pepe de buscar tomos para juntar los de distintas obras, colocando éstas luego lo mejor posible, cuando al cuarto día, estando en el despacho despidiéndose de don Luis, oyó de pronto abrir cautelosamente una puerta a su espalda y una voz de mujer preguntó: ¿Puedo entrar? Era la señorita del retrato, la de la pluma color de rosa.

La mayor parte de las obras de Tirso pertenecen al género cómico, y aunque algunas pudieran clasificarse entre las comedias de intriga, no se encuentra para otras nombre alguno adecuado, á no ser que se apliquen tantos diversos cuantas son ellas. El general de comedia, por esa misma generalidad, puede bastar para el objeto.

Mirando atentamente estas obras se conoce que lo que allí hizo el pincel de Velázquez fue dar valor y realce con enmiendas, correcciones y toques aislados a la mezquina y pesada labor de artistas inhábiles.