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En los años de 1620 y 1622 tomó parte en el certamen poético, celebrado con motivo de la beatificación y canonización de San Isidro . A los diez y nueve años abandonó la Universidad y se trasladó á Madrid, en donde muchos grandes le dispensaron su favor, y á los veinticinco entró, por su propia inclinación, en el servicio militar, y estuvo en Milán, y después en Flandes.

17 Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 18 Y vivió Peleg, treinta años, y engendró a Reu. 19 Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. 20 Y Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. 21 Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.

Sesenta dijo ella seriamente con la reserva mental de que se quedaba algo corta. Hace unos días que he entrado en lo sesenta y nueve... Dentro de nada setenta... ¿Sabes que de quince días a esta parte me parece que he envejecido de golpe y porrazo veinte años?

El 20 de junio de 1883, a las nueve de la noche, una larga serie de carruajes particulares se apostaba en la parte más central de la calle San Martín y las personas que de ellos descendían, entraban por un espacioso zaguán en una casa que ocupaba un extensísimo frente.

Solo tres ó cuatro de los palcos estaban aun vacíos apesar de lo avanzado de la hora; para las ocho y media se había anunciado la funcion, eran ya las nueve menos cuarto, y el telon no se levantaba porque S. E. no había llegado todavía. Los de la entrada general, impacientes é incómodos en sus asientos, armaban un alboroto pataleando y golpeando el suelo con sus bastones.

En mi vida había leído una novela, y caí en un éxtasis, en un arrobamiento de que no podría dar idea. Aunque viviese novecientos sesenta y nueve años como el buen Matusalém, no olvidaría jamás la impresión que me hizo la lectura de La linda joven de Perth.

Están todos por este orden: Comenzando del Sur, San Juan está de San Joseph como nueve leguas; de San Joseph á San Rafael son treinta; de aquí á San Miguel ocho; de San Miguel á San Francisco Xavier cuarenta y dos, y de éste á la Concepción, hay veinticuatro; de suerte que San Juan, que es el cabo hacia el Sur, está en dieciocho grados y medio; y la Concepción, que es el otro cabo, está en quince.

Se bebía una taza de caldo y en seguida se disponía a escribir, sin levantarse de la cama, sostenido por varias almohadas. Tenía a su alcance muchos lapiceros, y trabajaba hasta las nueve de la noche, hora en que se levantaba para ir a pasar el resto de la noche en alguna taberna de Montmartre.

Hay, por último, muchos hombres y niños piadosos que alumbran el entierro con velas. Pero la procesión más solemne y conmovedora es la que se verifica el Sábado Santo, desde tas nueve de la mañana hasta mediodía.

De las naves se perdieron nueve de las más pequeñas; parte dellas había ya desamparado la gente, y pasádose á los galeones y naves gruesas que iban bien artilladas. Nenguna destas se perdió, ni de otras que quisieron pelear. Una nave arragucesa peleó muy bien: dió un cañonazo á una galera que la seguía, que le llevó 19 remeros y cinco soldados, y viendo esto los demás, se alargaron della.