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Actualizado: 12 de junio de 2025
La gente profana decía, entre admiración y broma, que jamás había habido en el mundo aventurera más rumbosa, ni más bizarra y espléndida mujer galante. Claro está que la esplendidez de Rafaela no llegó hasta el necio extremo de quedar ella a pedir limosna o en estrechez tal que la obligase a vivir muy en desacuerdo con la magnificencia de que, durante años, había gozado.
Ni en el cielo ni en la tierra, ni en la vida presente ni en la futura, reconoce el Cristianismo que el necio y el sabio, y menos aún el santo y el vicioso, sean iguales, a no ser radical y esencialmente.
Señores gritó con voz cascada el Marqués, un poco de sosiego. Galarza, no tiene usted derecho a irritarse. Creo que en el momento que acepta el duelo, hace bastante y atenúa por completo el sentido de sus palabras, hijas de la irritación natural en que se encuentra... Gonzalo estuvo por dejar caer la mesa, que tenía delante, sobre el necio conciliador.
Porque yo no soy tan necio Que no te tuviese en precio, Siempre con más afición; Que en tan rica posesión No puede caber desprecio. Sale ELVIRA. ELVIRA. Por aquí Sancho bajaba O me ha burlado el deseo; A la fe que allí le veo, Que el alma me le mostraba. El arroyuelo miraba Adonde ayer me miró: ¿Si piensa que allí quedó Alguna sombra de mí?
Amábalos todo el pueblo Y aun los moros principales, Y más el Rey sobre todos, Con honras y oficios graves. No hicieron cosa jamás Que su valor no mostrase, Siendo en todo tan gentiles, Valientes y liberales, Que en Granada se decía Que no había abencerraje De mala disposición, Necio, escaso ni cobarde.
Su marido quedó como arrebatado, sin poder dar un paso adelante. Pero el ricacho exclamó: «¡Buena posesión!, ¡y qué buena bodega haría!» ¿Habéis comprendido mi idea? Sin duda respondió el coronel riéndose , que un necio elogio es peor que una crítica; ya lo dice la fábula de Iriarte: Si el sabio no aprueba, ¡malo! Si el necio aplaude, ¡peor!
En estas y otras pláticas se pasó gran parte de la noche; y, aunque don Juan quisiera que don Quijote leyera más del libro, por ver lo que discantaba, no lo pudieron acabar con él, diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticia de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído; pues de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos.
Pasemos por alto la comida; don Camilo se sentó al lado de la señora y Valentina me dio la silla inmediata a la suya. Yo estuve hecho un necio durante toda la mesa; la alegría bulliciosa de Valentina me llenaba de tristeza; aun me parecía que se burlaba de mí, cuando su boca, no muy correcta por cierto, pero llena de gracia, dibujaba en su rostro aquella sonrisa que le era tan peculiar.
No cambio la ayudantía por el apostolado, mi general respondió Arias . Pero la verdad es que si no hubiera tanto discípulo necio, no habría tanto perverso maestro. ¡Bien dicho, sobrino! exclamó el anciano general ; ¡tanto nuevo maestro! y cada cual enseña una cosa y predica una doctrina a cual más nueva y más peregrina. ¡El progreso!, ¡el magnífico y nunca bien ponderado progreso!
Al mismo tiempo no se ocultó para decir en confianza por el pueblo lo que en el Molino ocurría: las entrevistas de Andrés con su sobrina, de las cuales sacaba partido para calificar a aquel de disoluto y a su hermano de necio; la presunción de la chica desde que un señorito la requebraba; la fingida oposición del padre, etc., todo adobado con la baba del odio y el despecho.
Palabra del Dia
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