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Actualizado: 12 de mayo de 2025


CAP. XII. En que trata cómo Inca Yupanqui hizo juntar los señores de toda la tierra que hasta allí á él eran subjetos, y cómo fortaleció é hizo repartir las tierras en torno de la ciudad del Cuzco; y cómo hizo hacer los primeros depósitos de comidas é otros proveimientos que para el bien de la república en el Cuzco eran necesarios.

Halagole la idea a nuestro joven viendo en ello un modo de despertar su actividad dormida y desahogar la mente de porción de ideas que allá le bullían acerca de los sucesos políticos y de los personajes que en ellos intervenían. Aceptó, pues, con júbilo, y Mendoza quedó encargado de dar los pasos necesarios para sacar la autorización, alquilar cuarto, buscar imprenta, etc.

Cada cual en su clase, y á su manera, los tres no son necesarios: ninguno de ellos es del todo independiente; la ruina de uno, sea el que fuere, trastorna nuestra inteligencia. Hay en nosotros varios criterios; pueden reducirse á tres: la conciencia ó sentido íntimo, la evidencia, y el instinto intelectual, ó sentido comun.

Para marcar dichas épocas, son necesarios casos que toquen más íntimamente a nuestro propio ser. Para doña Luz no había época de este orden desde la muerte de su padre. Verdad es que, muy al contrario de la generalidad de las mujeres, daba ella poco valer a multitud de cosas con que otras llenan la memoria, sin descuidar ni borrar los pormenores al parecer más insignificantes.

Lo que no se refiriese directa o indirectamente a sus placeres, le interesaba tan poco que podía esperarse sentado a que diera los pasos necesarios. Y así sucedió, como temía. Pasábanse los días, y nada me comunicaba de sus gestiones. Yo no le hablaba de ello, porque temía impacientarle, y no me convenía por ningún concepto ponerme mal con él.

Tomé de mi biblioteca cierto número de libros contemporáneos y procediendo poco más o menos como la posteridad procederá antes de acabarse el siglo, pedí a cada uno cuenta de sus títulos a la duración y sobre todo del derecho que tenían para llamarse útiles. Advertí que llenaban muy poco la primera condición que hace vivir una obra, eran muy poco necesarios.

El espíritu, dotado como está de libertad, ha menester reglas para dirigirse; si los primeros principios intelectuales son necesarios para conocer, no lo son menos los morales para querer y obrar; lo que son para el entendimiento la verdad y el error, son para la voluntad el bien y el mal.

»Nada pensé, nada dije, nada respondí. Toda la noción que me quedó de mi propia existencia, la invertí en recoger de aquella escombrera a que instantáneamente habían quedado reducidas vida y alma, los alientos necesarios para apartarme de allí. Y eso hice a duras penas.

Arreglándose en la forma dicha el gobierno de estos pueblos, me parece que los objetos a que el gobernador debería dirigir sus cuidados con particularidad son los siguientes: En primer lugar, era preciso que el gobernador atendiese a que a los indios no se les faltase por los factores en nada, en la forma que queda explicado, que sus jornales les fuesen justamente pagados, que se les vendiesen los mantenimientos y demás necesarios a su conservación y comodidad con la mayor equidad, y que se les comprase cuanto ellos tuviesen y quisiesen vender por sus justos precios, formando aranceles para todo; de forma que cada año, por el mes de febrero o marzo, que es cuando se han verificado las cosechas y se disponen las futuras siembras, se publicasen los aranceles para el año siguiente, así de los precios a que se les había de comprar todo lo que ellos recogieran y beneficiasen, como a los que se había de vender, que, siendo por mayor la venta, no excediese del precio a que se compraba de un quince por ciento, y por menor de un veinte y cinco.

Si otros hombres no hubiesen trabajado con anterioridad en el mismo orden de ideas, ¿dónde hubiese encontrado el ilustre economista alemán los materiales necesarios para construir su obra? Indudablemente, Carlos Marx no tiene culpa ninguna de lo que ocurra en Barcelona ni en Bilbao. La culpa, como digo, es de Platón, a quien le comunicó las malas ideas el señor Sócrates.

Palabra del Dia

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