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Actualizado: 13 de junio de 2025


Pues si la receta no falla ni en naturalezas míseras y enclenques y de mal enderezados pensamientos, ¡qué prodigios no obrará en la tuya, que es modelo de naturalezas ricas, nobles y bien equilibradas?

Sobre todos ellos corre un viento de tempestad heroicamente resistida y sobrellevada con heroísmo silencioso y viril, tanto más admirable, cuanto menos consciente. Pereda sobresale en la descripción de estas naturalezas sencillas y rudas.

La quería como a una hermana; ¡qué misterios de estas naturalezas bravías e iracundas! y la odiaba con un aborrecimiento irresistible y trágico.

A todo asentía la marquesa de Sabadell con esa especie de inercia moral que enerva la voluntad cuando en cualquier negocio de la vida se apaga la fe y muere la esperanza. Mas en las naturalezas heroicas crecen las fuerzas en la misma proporción que crece el dolor del sacrificio, y sin derramar una lágrima ni mostrarse ya acongojada ni afligida, ocupóse tan sólo de sus preparativos de marcha.

Cuando surgieron los inevitables resultados de la desigualdad social, ella no quiso renunciar: fue una de esas naturalezas nobles que se sublevan contra los prejuicios del mundo, aun a riesgo de sufrir todas las amarguras de su rebelión, y cayó vencida. ¿A quién puede culparse?

Las últimas escapatorias más que a ella molestaban aún a Tristán. No podía ver al marquesito hablar con su novia sin sentirse acometido de un furor ciego, irracional. Irracional, , porque no existía motivo alguno para temer ni para sospechar que aquel niño pensase en sustituirle. Existía en el fondo, no hay que dudarlo, un acuerdo entre las naturalezas de ambos.

Esas naturalezas tienen con frecuencia algo de enfermizo, se inclinan hacia la hipocondría y la histeria, y su vida efectiva está dominada por imaginaciones que toman ordinariamente a los ojos de los demás el carácter de ideas fijas.

El mismo licenciado, amigo del autor, dice tambien que la obra de Acosta, «no fué criada como otra en los descansos de sus naturalezas i patrias, sino en la dureza de tristes cautiverios, cual él los padeció en la Africa, en la Asia i en la China. Allí probó i esperimentó con el trabajo que se puede pensar todo lo que escribe de plantas i drogas

Dueña, pues, de misma y con sereno juicio; alegre por carácter, cortés por educación, y tomando a broma los galanteos y a diversión las flaquezas de los demás, no es extraño que en sus procedimientos, en su conducta y en su lenguaje, abundaran más las notas de color alegre, si vale el símil, que los tonos severos de las naturalezas profundamente sensibles y reflexivas.

El goce libre y frecuente de estas fiestas y otras semejantes, me enseñó bien pronto que, o no había en el mundo naturalezas de acero para salir sin mella de los combates más rudos, o a me había tocado en suerte una de las mejor templadas.

Palabra del Dia

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