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Actualizado: 17 de mayo de 2025
El decoro en las comedias es como el gobernalle en la nao, el cual el buen cómico siempre debe traer ante los ojos.
La nao nueva dispone, como aquélla, de dos embarcaciones: la primera el batel, lancha grande, que rara vez se metía á bordo por tener de eslora la longitud que medía la afrizada del castillo y la fuga de la tolda, es decir, unos quince codos, con siete bancos para remos pareles. Calculábase que podía cargar su nao en cincuenta barcadas.
Tenía la forma de una mano cuyas falanges fuesen montañas, pero le faltaba el pulgar. Los otros cuatro dedos se tendían sobre las olas, formando los cabos de San Antonio, San Martín, La Nao y Almoraira.
La indicación, que algunos han creído referente al arqueo, es con más probabilidad la de la carga que podía llevar la nao, y en este concepto suponiendo que no excedería la última de 150 toneles machos ó de Cantabria y que esta cifra compusiera las 0,35 partes del desplazamiento total; suponiendo también que el peso del casco con arboladura y aparejo equivaliera á 0,6; que las anclas, pertrechos, víveres y aguada ascendieran á 0,05, sería: Desplazamiento==0,35 d + 0,6 d' + 0,5 d" ó sea;
Claro es que no podría con esta disposición variarse la puntería en altura, y que habían de ir los tiros rasando el agua, como dice el cronista portugués García de Resende; con todo, siendo como era corto el alcance y empleada por consiguiente la artillería sólo como preliminar del abordaje, cumpliría tal afuste con su objeto, sirviendo al disparo de la pelota de piedra, de cuyo efecto en los costados de madera habla Julio César Firrufino, y el mismo Colón dió idea en la ocasión citada precedentemente, contando cómo pasaba el proyectil la endeble obra muerta de su nao.
Al poco tiempo de ser descubiertas las Indias, era la nao la que cruzaba el Atlántico, el pesado galeón, redondo de casco y de velamen, alto de popa, cuyo vientre podía transportar las gentes, bestias y herramientas necesarias para las nuevas tierras.
Hay que tener en cuenta que el Almirante estaba entonces a unas catorce leguas de la isla, y ésta es completamente baja, sin una colina. Imposible verla a una hora en que la Pinta, que iba navegando muy por delante, no había alcanzado todavía a distinguir tierra. La luz fue indudablemente la de la bitácora de la carabela de Pinzón, que avanzaba entre la nao del Almirante y la isla todavía lejana.
Otros hay que hacen unas señales en el costado, de medidas determinadas, y luego echan un palo por la proa, y emparejando á la primera señal empiezan á contar, y según fueron contando y á qué señal llegan, hacen la conjetura de lo que camina una nao.»
Navegamos de noche á cerca de las doce, y una hora antes de salir el sol se levantó tan gran tempestad, que aunque vimos tierra á una legua ó mas, no pudimos tomarla, ni echar anclas, ni hallar otro remedio que hacer votos, é implorar la piedad divina. Pues en la misma hora se hizo nuestra náo mil pedazos, y se ahogaron 15 españoles, de que nunca pudimos hallar cadaver alguno, y 6 indios.
El primero tenía de eslora la medida desde la fuga de la tolda hasta la afrizada del castillo: la capacidad se calculaba de modo que en 50 barcadas pudiera cargar la nao; es decir que á la nave arqueaba 200 toneladas, el batel debía soportar 4. Tenía la proa llena y fuerte y la proa estrecha.
Palabra del Dia
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