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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Rogelio y Serviodeo, despreciándolo todo, se entraron en el templo con ímpetu extraño, sin ablucion, sin despojarse del calzado inmundo, sin hacer acto alguno de los que el culto musulman impone.
Durante las horas apacibles, las mujeres se alternaban contándole, como a un niño, historias resplandecientes, comparables a collares de pedrería y que hacían soñar en países lejanos y venturosos. Las palabras de adiós del musulmán, al dejar, una tarde de septiembre, la casa misteriosa, quedaron grabadas en su recuerdo. El sol se ocultaba.
Acabó el renacimiento griego de mas de dos siglos fomentado por los Umeyas; desfalleció el genio árabe del Asia, y el astro de la cultura cordobesa llegó á su ocaso. ¡Cuán cierto era que el altivo Cástor musulman no estaba dotado del aliento divino que ahora mas que nunca empezaba á revelar el Pólux cristiano!
Eran cristianas rescatadas al musulmán, que no tenía gran prisa en devolver a sus hogares, o infieles hechas esclavas en sus audaces desembarcos.
Esta buena cualidad, que no fue sólo tolerancia, sino curiosidad simpática y afición respetuosa al saber de los vencidos, valió de tal suerte que, durante algunos siglos, acaso hasta después de las últimas cruzadas, pudo creerse que el mundo musulmán era más culto que el mundo católico, y los espíritus superficiales pudieron esperar ó temer que el islamismo en Asia, en el norte de Africa y en España, arrebatase al cristianismo europeo la bandera del progreso y la antorcha de la cultura.
»El cristiano idólatra dice: Europa es la reina, Asia su sirviente. El fiel musulman esclama: del Oriente sale la luz, Algufia duerme en las tinieblas.
No hallamos en la mezquita rastro alguno del arte musulman en todo el tiempo trascurrido desde D. Sancho hasta Enrique II. Los artífices de la secta vencida se emplean solo en trabajos de mera conservacion, y si toman alguna parte en la construccion de las capillas que van paulatinamente cubriendo por el interior los cuatro muros de esta famosa ciudadela del Islam, debe creerse que lo hacen mas como obreros subordinados á los arquitectos cristianos, que como artistas dueños de su pensamiento.
Muy curioso es lo que me cuentas, pero no es original ni nuevo. ¡Es tan difícil ser nuevo y original! ¿No se enamora Fausto de Elena, que vivió dos mil quinientos años antes de que él naciese? ¿No hay un cuento árabe o persa, donde un príncipe musulmán, que vivió doscientos o trescientos años después de Mahoma, está perdidamente enamorado de cierta reina o infanta de Serendib o de Sabá, que floreció en tiempo de Salomón y fue rival de la Sulamita?
Palabra del Dia
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