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Actualizado: 31 de mayo de 2025
El capitán, por una galantería, se aparta ligeramente de la ruta y lanza el buque entre dos islas, cuyo aspecto verde, alegre, rompiendo la matadora monotonía del Océano, encanta la mirada y levanta el corazón. Ambas están cultivadas prolijamente, y el esfuerzo humano se ostenta en todas las faldas de la montaña.
Pero ¿qué encuentras tú en el amor? dijo Miguel . Porque yo creo que tú sabes lo que es verdaderamente el amor. Todas esas ilusiones de los adolescentes, todos los idealismos de los poetas, no son mas que caminos tortuosos que conducen á un mismo término, al único: el acto carnal. ¿Y no estás fatigado de él? ¿no te acobarda su monotonía?
No hay un murmullo más fuerte que otro; los aplausos son sinceros, pero amortiguados por el buen gusto. El aspecto de la platea es admirable: más de la mitad está ocupada por señoras cuyos trajes de colores rompen aquella desesperante monotonía del frac negro en los teatros del continente.
Su vida uniforme y campestre estaba en armonía con los gustos modestos y el temple suave y pacífico de su alma. Por otra parte, la monotonía no carece de atractivos. Una existencia siempre igual es como el hombre que duerme apaciblemente y sin soñar; como las melodías compuestas de pocas notas, que nos arrullan tan blandamente.
El oro lo había obligado a prolongar cada vez más su trabajo, los ojos y los oídos cerrados a todas las cosas que no fueran la monotonía de su telar y la uniformidad de su tejido. Pero Eppie lo distraía de su trabajo, haciéndole considerar todas las interrupciones como momentos de felicidad.
La monotonía abrumadora de estas navegaciones de meses y meses sólo era alterada por los peligros del Océano y por los que provocaban la imprevisión y la ignorancia propias de la época. Perdíanse muchos buques. Las primeras naos del descubrimiento iban montadas sólo por hombres.
La monotonía del camino, de cuándo en cuándo era interrumpida por precipicios, siniestros testigos que vienen á enseñar al viajero antiguos cáuces por los cuales ha corrido la lava y el fuego.
Esta circunstancia, muy atendible para mí, que busco en un pueblo sus antecedentes y su pasado, unida á la de su cansada monotonía de un todo igual, me hicieron abandonar Turin á los pocos dias de mi llegada. Esto mismo creo sucederá á todos los extranjeros que como yo vayan con el único objeto de visitarle.
Y sobre todo, aquellos dos hombres mirándose así por ella, reclamando cada cual con distinto fin la victoria, la conquista de su voluntad, eran algo que rompía la monotonía de la vida vetustense, algo que interesaba, que podía ser dramático, que ya empezaba a serlo.
»Algunas veces vienen a visitarme los antiguos amigos de mi tío y su presencia rompe en tales ocasiones esta monotonía de mi vida. Pero, si he de ser sincera, diré que sólo dos nombres oigo pronunciar con agrado. »Es el primero el del conde de Mengis, pues él y su esposa se muestran conmigo muy amables y me tratan como a una hija. »El segundo nombre, Amaury, es el de su amigo Felipe Auvray.
Palabra del Dia
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