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Actualizado: 21 de octubre de 2025
En estas dos poblaciones y en todos los veintiun suburbios de la gran ciudad, erígense como por encanto mezquitas, mercados, baños y bazares, en que acumula el arte sus bellezas.
También en el extremo Sur de las Filipinas, los ricos terrenos de Mindanao, con su fertilidad asombrosa y la riqueza de sus productos, brindan ancho campo á la actividad de nuestra raza y á la expansión comercial de que tan necesitado está nuestro país, falto hoy de mercados para sus productos. La riqueza de Mindanao maravilla á cuantos la conocen profundamente.
Así como avanzaba el día, era más grande la afluencia de carros y cabalgaduras en la glorieta de los Cuatro Caminos. Llegaban de Fuencarral, de Alcobendas o de Colmenar, con víveres frescos para los mercados de la villa. Junto con los cántaros de la leche descargábanse en el fielato cestones de huevos cubiertos de paja, piezas de requesón, racimos de pollos y conejos caseros.
Las obras del mercado de los granos, delante de la iglesia de San Eustaquio, sitio que afeaba Paris, se han realizado en breve término, y hoy existen magníficos mercados. El boulevard de Sebastopol, obra que en cualquiera otro pais hubiera durado ocho ó diez años, está próximo á terminarse del todo, embelleciendo mas y mas Paris.
Este valle favorecido por la proximidad de los Yungas, y que se encuentra á tres mil setecientas varas de elevacion, ostenta á un mismo tiempo en sus mercados todos los frutos de los paises frios, de los templados y de la zona tórrida. Escribí inmediatamente al gobierno, remitiéndole mis cartas de recomendacion.
Su padre, Antonio de Guardo, era rico carnicero que abastecía de víveres los mercados de la Corte, circunstancia que sirvió de base para que se mofaran de Lope sus enemigos, con el terrible Góngora a su cabeza. Doña Juana llevó en dote al matrimonio más de veintidós mil reales.
De este modo, el trabajo lo ha cambiado todo en el pueblo; y sin la guerra, que ha hecho sentir hasta estos desiertos su devastadora influencia, ya mis pobres feligreses, menos escasos de recursos, habrían mejorado completamente de situación; sus cosechas les habrían producido más, sus ganados, notablemente superiores a los demás del rumbo, habrían tenido más valor en los mercados, y la recompensa habría hecho nacer el estímulo en toda la comarca, todavía demasiado pobre.
Los mercados, las escuelas, el salvamento de náufragos, la erección de un templo o de una cárcel, etc., etc., eran los asuntos en que para gloria suya y bien del pueblo que le vió nacer, se ejercitaba con más frecuencia. Uno de ellos, de «vital interés para Sarrió», como él afirmaba muy bien, era el matadero.
En la época del establecimiento de esas fundaciones no se conocia otro comercio que el de Acapulco, India y China, que aunque dividido en tres jiros, era una sola negociacion, porque la mayor parte de los acopios hechos con dinero de obras pias en estos dos últimos mercados, daban su resultado en Nueva-España; por manera que habiendo cesado totalmente el comercio con Nueva-España, han cesado al mismo tiempo los jiros de la India y China, y quedado estos reducidos á solo objetos del consumo del pais.
No hubo combate en que el león ibero haya lucido el bélico furor que en su alma late. Por viles redes de traición perdido, en tus manos cayó, como el cordero en los mercados públicos vendido. No fué el atleta histórico, el guerrero que cae en medio de la lid sangrienta herido al golpe de mortal acero. ¡Me estremece de horror la vil afrenta!
Palabra del Dia
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