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Atravesando el monte Rodope, bajaron á los campos de Macedonia cerca de ocho mil hombres de servicio entre todas las naciones; bastante ejercito para cualquier grande empresa, si los animos estuvieran unidos, y la muerte de Berenguer no hubiera hecho odioso á Rocafort, aun á sus propios amigos, porque desde entonces él se desvaneció y ellos se ofendieron; al fin del otoño se hallaron en medio de la provincia de Macedonia los pueblos enemigos poderosos y aun no maltratados con la guerra, pero los daños de Thracia su provincia más vecina, les sirvió de escarmiento, para prevenirse dentro de las Ciudades, y recoger los frutos de la campaña.

Tomé de mis alhajas las que pude y las que me parecieron más necesarias, y entre ellas saqué estos naipes y a este tiempo descubrió los que se han dicho, que en el cuello traía , con los cuales he ganado mi vida por los mesones y ventas que hay desde Madrid aquí, jugando a la veintiuna; y aunque vuesa merced los vee tan astrosos y maltratados, usan de una maravillosa virtud con quien los entiende, que no alzará que no quede un as debajo; y si vuesa merced es versado en este juego, verá cuánta ventaja lleva el que sabe que tiene cierto un as a la primera carta, que le puede servir de un punto y de once; que con esta ventaja, siendo la veintiuna envidada, el dinero se queda en casa.

Aconsejaron á Andronico, segun dice Pachimerio, que acometiese desde luego á los Catalanes con guerra descubierta; que ellos tenian cincuenta navíos en órden, y que con otros tantos que se armasen por el Emperador, ó se les diese dinero á ellos, aunque fuese en largos plazos, los pondrían ellos en la mar; y que á esto solo les movia ver á los Griegos maltratados, la tierra que ya tenian por patria maltratada y destruida de los que vinieron para defenderla.

Eran muy pocos los cristianos, que entre todos los que se hallaron para poder tomar armas, no llegaban á 800 soldados, y todos flacos y maltratados y consumidos de la hambre y sed y mal que padecían; los demás estaban heridos y enfermos, que serían 1.500 escasamente, y así, dejando en las dos baterías y en toda la otra muralla hasta 200 soldados, con el resto, dos horas antes del día, D. Alvaro, sin haber dicho palabra á los Capitanes, que quería hacer tal efecto de salir fuera, ni menos habiendo antes de eso querido comunicar cosa alguna con nadie ni consentido que ninguno viniese á decille su parecer, haciendo todas las cosas de su cabeza, sin tratallas con algunos, bien que los Capitanes y soldados pláticos entendían que se podía hacer de otra manera mejor que se hacía, y le dejaban hacer por la autoridad que tenía, siendo Coronel de toda la infantería española y Lugarteniente de Su Excelencia, y así cada uno estaba callado, que no osaba hacer otra cosa, y también le valió mucho para esto el crédito que en lo pasado había tenido de buen soldado, según todos dicen.

Con esto me parece que claramente se descubre el ánimo de Miguel, que fué sin duda de acabarles á todos. Toda la gente de acaballo que estaba junta acometieron á todos los Catalanes y Aragoneses dentro de la ciudad, y fuera de ella; pero algunos heridos y maltratados tomaron las armas, y perdieron la vida que les quedaba con igual daño del enemigo.