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Más bien parecía un taumaturgo de alma atormentada, un mágico prodigioso; pero en él se confundían la poesía del uno y la música del otro. Era el arcángel rebelde, hermoso como el fuego, que viniendo de abajo reconquistaba su divinidad. ; también es mi dios dijo tras breve pausa.

Sólo necesitaba mover ciertos resortes de su alma, que el médico conocía perfectamente. ¿Quería estremecerle con un súbito temor? Como si obedeciese á la varilla de un mágico prodigioso, surgían mil visiones de formas diferentes, que giraban en torno del infeliz eclesiástico con los dedos apuntando á su pecho.

El poeta sabe representarnos, como en un espejo mágico, con contornos bien determinados, hasta lo más recóndito é impalpable, hasta la imagen de la sombra del pensamiento.

De regreso á Buenos-Aires, quise encaminarme á Chile ó á Bolivia; mas calculando lo difícil que me seria atravesar el continente con toda seguridad, por las turbulencias que, despues de la paz con el Brasil, minaban aquel estado, me decidí á pasar á la Patagonia, tierra misteriosa, cuyo solo nombre encerraba en ese entónces un no que de mágico.

Paseábanse con los dedos enlazados, hablando apenas y mirándose, de tiempo en tiempo, en los ojos, sin sonreír. La doncella le llevaba a los sitios más frondosos y ocultos. Allí la naturaleza les descubría en la mariposa, en el pájaro, en el más menudo insecto, su impura inocencia. El mágico deseo palpitaba, aleteaba, chirriaba ante ellos, en la quietud blanda y calurosa del verano.

Centenares de boinas de todos colores surcaron el aire en prueba del efecto mágico que entre ellas había producido la oración de la primera autoridad civil de la provincia. Los cohetes y la murga municipal secundaron esta gloriosa manifestación de las boinas.

Dan testimonio de todo esto las crónicas y memorias de la época. Pero ¿para qué ir tan lejos? No hemos sido testigos del poder mágico de la Marsellesa en nuestros días? ¡Cuántas victorias, cuántos valientes de menos contaría el pueblo francés, sin ese canto bélico que ha dado la vuelta al mundo!

Unos eran estudiantes mal avenidos con las bayetas escolásticas o mozos de labranza que, deslumbrados por el mágico esplendor de las Indias, se improvisaban guerreros en las tierras nuevas.

El mágico prodigioso se representó en la festividad del Corpus el año 1631 en la villa de Yepes, si yo he descifrado bien el año del manuscrito del duque de Osuna. El gran príncipe de Fez hubo de escribirse en 1669, porque así lo persuaden presunciones muy verosímiles.

La mente de Goethe era terso y mágico espejo, donde se reflejaban el mundo visible y el invisible, la naturaleza y la historia, lo real y lo ideal, con brillantez y claridad no comunes.