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Actualizado: 25 de noviembre de 2025
El demonio del chico hacía presa en cuanto encontraba, sin despreciar las cosas de valor ínfimo; y después de arramblar por los paraguas y sombrillas, la emprendió con la ropa interior, y un día, al levantarse de la mesa, aprovechando un momento de descuido de sus madres y hermana, escamoteó el mantel y dos servilletas.
El día que se hizo doctor, y fué justamente acabados de cumplir los veintiún años, la pobre Isabel experimentó una de esas alegrías sólo comprensibles para las madres. Le abrazó derramando un raudal de lágrimas. Mamá le dijo Raimundo . Estoy ya en aptitud de hacer oposición a una cátedra.
Se preguntaban cómo se las iba a componer un hombre solo con una criatura de dos años en los brazos y estaban igualmente dispuestas a sugerirle a Marner buenos consejos. Las buenas madres le hablaban, sobre todo, de lo que sería preferible que hiciera y las madres indolentes le decían con insistencia lo que no conseguiría nunca hacer.
Doña Cristina iba á salir. Mamá, ya sabes mi encargo dijo Pepita. No lo olvido contestó la madre con sonrisa bondadosa. No debía hacerlo, porque la mentira siempre es un pecado; pero, en fin, puede mentirse cuando no es en perjuicio de tercero. Tiraré por tí del hilito, para que las buenas madres no se enteren de tu pereza.
Muchos tenían repuesto de alfileres; otros corrían a sus casas, encontraban a sus madres peinándose al sol, en las puertas de las casas, y les quitaban la moneda o se la robaban.
Pues sucedió que una mañanita la niña supo burlar la vigilancia de sus dos madres y se escapó de la casa; el mancebo hizo lo propio. Juntáronse en la calle, con propósito firme de ir a algún poético lugar donde pudieran quitarse la miserable vida, bien abrazaditos, expirando al mismo tiempo, sin que el uno pudiera sobrevivir al otro.
Otro año entero siguió Valeria recibiendo los mismos cuidados que si pagasen por ella, hasta que, cuidadosas las madres de sus intereses, determinaron poner fin a una situación de que nada bueno esperaban. ¿Quién era Valeria? Lo ignoraban.
Nuestras madres son por naturaleza afectivas, y como el afecto obra instantáneamente sobre la fantasía, son tambien por naturaleza fantásticas, pero si la naturaleza pone una parte, la educacion y el hábito ponen otra, como antes dije.
Simoun compraba tambien alhajas viejas, hacía cambios, y las económicas madres habían traido las que no les servían. Y ¿usted, no tiene nada que vender? preguntó Simoun á Cabesang Tales, viéndole mirar con ojos codiciosos todas las ventas y cambios que se hacían. Cabesang Tales dijo que las alhajas de su hija habían sido vendidas y las que quedaban no valían nada.
Hasta los de misa habían volado, y tras ellos, o antes que ellos, gemelos de teatro, guantes en buen uso, y una jaula sin pájaro. Por otro estilo, y con organismo totalmente distinto del de su hermano, la niña daba también mucha guerra. Desde los doce años se desarrolló en ella el neurosismo en un grado tal, que las dos madres no sabían cómo templar aquella gaita.
Palabra del Dia
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