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Bailaron luego hilando castañetas Lorenza y Justa y un galán barbero Que mira á Inés, haciendo más corvetas Que el Conde ayer en el caballo overo. 1940 ¡Oh celos! todos sois venganza y tretas, Pues porque ví bajar el caballero Que adora de tu dueño la belleza, No le quise alegrar con mi tristeza.
Buenos días, cielito mío, dijo Lorenza. ¿Has dormido bien después de la agitación de anoche? ¡Cuidado que te pusistes chispo, maridito, después de comer! ¿Yo? dijo Maugirón, yo estaba fresco como una lechuga. El que estaba un poco... tocado era Tragomer. ¡Qué cosas nos contó, ese monstruo! Si, hablemos de lo que nos contó... Hizo sus confidencias á Marenval. Á nosotros nos puso en la puerta.
Doña Lorenza, que oye siete misas al día y se confiesa dos veces por semana, te detesta como si fueras el mismo Judas. Ella infundirá este odio á su niña, haciéndole creer que eres descendiente de Caifás, y que se va á condenar si se casa contigo. ¡Monstruoso, inconcebible! Esa familia, chico, es la madriguera del obscurantismo. ¡Qué rancias ideas y costumbres!
Al expirar el plazo marcado a su impaciencia, Felisa, acompañada de Lorenza, salió a recibir a Manuel hasta legua y media más allá del pueblo, esperándole nerviosa y desasosegada, al caer la tarde, en un recodo del camino.
LORENZA. ¿Quién le ha dicho que tengo dinero...? EL MODELO. He oído que el patrón decía al señor Joaquín Pont-Dugard: «Querido maestro: atienda mucho a la señorita White. Es la hija de White-Petrole.
Palabra del Dia
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