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Actualizado: 26 de junio de 2025


Paréceme que me dices que ando muy limitado y que me contengo mucho en los términos de mi modestia, sabiendo que no se ha añadir aflición al afligido, y que la que debe de tener este señor sin duda es grande, pues no osa parecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre, fingiendo su patria, como si hubiera hecho alguna traición de lesa majestad.

«El alfonsismo es un crimen» afirmó con la mayor suficiencia Leopoldo Montes, que no se paraba en barras para expresar una opinión. Pero un crimen de lesa nación agregó Rubín . Es lo que yo le decía anoche a Relimpio, que también se va cayendo de ese lado. ¡En estos momentos, cuando no se sabe lo que saldrá de la guerra...! Pues qué, si D. Carlos no fuera un necio, ¿no estaría ya en Madrid?

Don Pedro acude al ruido desde su gabinete, y manda que prendan á los dos, como á reos de lesa majestad, por haber desenvainado las espadas en su palacio. Doblégase al fin el orgullo de Don Tello: viendo cerca la muerte, confiesa á Doña Leonor que ha sido injusto con ella, y que está pronto á reparar su injusticia.

Es que el duque de Uceda protesta hacia el más profundo respeto, y dice... dice que sois vos su enemigo. Es decir, que el que comete un delito de lesa majestad contra su rey, suponiéndole injusto, comete y debe necesariamente cometer otro no menor delito: el de lesa naturaleza rebelándose contra su padre. Pues ved ahí: Uceda dice que no le miráis como hijo.

La acción es en el reinado de Alfonso XI. García es el único hijo de un grande poderoso, que ha desempeñado en la corte cargos importantes; pero que, por haber intervenido en los desórdenes consiguientes á la minoría del Monarca, ha sido acusado del crimen de lesa majestad, y se ha visto obligado á buscar su salvación en la huída.

No se enfade, señorita; esto es obra de un instante; pero, eso , tiene que quitárselo. Ya lo estás oyendo, Amaury; tienes que dejarnos solas. No quiero presentarme con este pliegue que me afea horriblemente. ¿Y prefieres que te deje, Magdalena? En fin, hágase tu voluntad. Ya te obedezco: no quiero que se me acuse de un crimen de lesa belleza.

El marino, con los ojos vagamente perdidos en el misterio del mar, siguió contando: Pues : es romántica y tentadora la niña de Luzmela...; te confieso que hasta se me pasó por la cabeza casarme con ella, y hasta se lo propuse en una divina hora de debilidad amorosa.... Tuve su alma en mis manos, una almita dulce y santa, llena de atractivos...; fuí romántico yo también, adorando a aquel ángel que vive en mi casa por un crimen de lesa humanidad.

Palabra del Dia

rigoleto

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