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Actualizado: 11 de junio de 2025


Había faltado gravemente, ofendiendo a su mujer legítima, abandonando después a su cómplice, y haciendo a esta digna de compasión y aun de simpatía, por una serie de hechos de que él era exclusivamente responsable.

Cuando la atencion se convierte sobre , sobre la conciencia de mis actos interiores, sobre mi existencia, la duda se detiene, no puede llegar á tal punto, encuentra una tal repugnancia, que las suposiciones mas extravagantes no alcanzan á vencerEsto es lo que indican sus mismas palabras, mas al consignar este hecho se eleva á una proposicion general, muy verdadera sin duda, saca una consecuencia, muy legítima tambien; pero que para nada eran necesarias en el caso presente, y que ó explicaban mal su misma opinion ó la hacian vacilar.

Si el aumento de población ha sido grandísimo, el fomento de productos y riqueza no lo ha sido menos, constituyendo aquella demarcación una verdadera y legítima esperanza, no solo por lo que produce, sino por lo que está llamada á producir.

En efecto: ninguna de dichas imaginaciones tienen cabida tratándose de un ciego: para él no hay ni color, ni sombras, ni luz, ni oscuridad, ni nada de cuanto se refiere á la vista; y sin embargo él concibe la extension: luego la dificultad claudica por su basa, viene al suelo. Luego la idea de extension es inseparable de las sensaciones del tacto. Tampoco esta consecuencia es legítima.

La vida pública, que hasta entonces había faltado a esta asociación árabe-romana, entró en todas las ventas, y el movimiento revolucionario trajo al fin la asociación bélica en la montonera provincial, hija legítima de la venta y de la estancia, enemiga de la ciudad y del ejército patriota revolucionario.

La inglesa, que llevaba ya en sus entrañas el fruto de aquella pasajera unión, rodó algún tiempo sin protección, sin recursos, por las calles de la ciudad, hasta que entró en relaciones con un carpintero del Grao que la recogió y llegó a hacerla su legítima esposa. Clementina se crió como intrusa en aquel nuevo hogar.

Hasta pensó más de una vez en procurárselo por la vía legítima, y encontró cincuenta para elegir; siempre hay nombres a la venta en París. Pero tenía el derecho a mostrarse exigente: ¡cuando se ha llevado el de Villanera! No se decidió. Mientras tanto, concibió la extravagante idea de dar un sucesor público a don Diego. Quizá cuando viese su tesoro en manos de otro acudiera a reclamarlo.

Aunque, si bien se considera, así á los unos, como á los otros, solo de risa les quedamos deudores; á estos de la legítima de regocijo, i á aquellos de la bastarda del desprecioEste es el mismo escritor que, en el tomo IV, pág. 198, se llama por equivocación sólo Manuel.

A Clementina le hacía muchísima gracia el desenfado, mejor aún, el cinismo de Pepa. Ambas se entendían admirablemente. Ambas eran chulapas, dos manolas nacidas demasiado tarde y en condición social poco acomodada a su naturaleza. Por supuesto, Pepa lo era mucho más legítima que Clementina, quien no lo llevaba en la masa de la sangre: veníale de afición.

El perro, aunque seguía en sus genuflexiones y zalemas, nada alcanzaba; hasta que enfadado el cojo por la esterilidad del tiempo, y la mezquina condición de tanto estante y ningún donante, así dijo a su cofrade, sirviente y amigo: Pues, amigo Canique, lo que no dan ni prestan, fuerza será tomarlo; entrad a saco a estas buenas gentes, como allá en antaño en el asalto y saco de Roma; mas contad y advertid que no les habéis de tomar sino de lo superfluo y profano, dejándoles entera la piel, y menos interesar algo del tegumento de las carnes, y sin detracción alguna, que todo lo demás, camisa inclusive, os lo fallo y declaro por buena y legítima presa.

Palabra del Dia

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