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Actualizado: 3 de mayo de 2025


=Extracto ó resúmen del diario del Padre José Cardiel, en el viage que hizo desde Buenos Aires al Volcan, y de este siguiendo la costa Patagónica, hasta el Arroyo de la Ascension=. Dice que de Buenos Aires al Volcan habrá como 100 leguas.

El carro de un payés le llevó hasta cerca de San José, y al separarse de él emprendió la marcha por el monte, pasando entre pinares encorvados por las grandes tormentas. El cielo estaba nebuloso; la atmósfera era cálida y pesada. De vez en cuando caían gruesas gotas, pero antes de que las nubes pudieran fijar su lluvia, una ráfaga parecía barrerlas hacia los confines del horizonte.

32 lumbre para ser revelada a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel. 33 Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de él. 34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel; y para señal a la que será contradicho;

El Rio Aperé toma orígen, al oeste del anterior, sobre las mismas montañas: recibiendo luego el tributo del rio de San José se encamina hácia el nordeste para ir á incorporarse con el Mamoré, mas abajo del Tijamuchi, distante ménos de medio grado el uno del otro. Es igualmente navegable este rio hasta muy arriba de su corriente.

Me mueve a poner aquí las anteriores reflexiones la lectura de una novela o como queramos llamarla, obra de D. José Nogales, y cuyo título es El último patriota.

Manifestó el caballero que conocía los antecedentes todos y la historia completa de la desgraciada joven, y se presentó con bienhechor de la humanidad, amparo y arrimo de la orfandad desvalida. ¡Era tan rico!... ¡Pero tan antipático!... ¡Pobrecito D. José! Ahora que eres el más infeliz de los hombres.

Algunas veces, volviendo la cara, habla con don José, un cura español que ocupa la mesa inmediata.

Mientras que el apacible D. José se quedaba en casa estudiando, ó iba al convento á ayudar á misa, ó empleaba su tiempo en otras tareas tranquilas, D. Fadrique solía escaparse y promover mil alborotos en el pueblo. Como segundón de la casa, D. Fadrique estaba condenado á vestirse de lo que se quedaba estrecho ó corto para su hermano, el cual, á su vez, solía vestirse de los desechos de su padre.

Hoy, como entonces, se sigue en Almería poetizando, si bien no son los versos, sino un curiosísimo libro en prosa, lo que atrae ahora mi atención hacia aquella ciudad. El librito, primorosamente impreso en Almería, se titula Quitolis, y el autor, D. José Jesús García, le califica de novela.

Por el Sr. D. Matias de Irígoyen, se dijo: Que reproduce en todas sus partes el voto del Sr. Dr. D. Juan José Castelli. Por el Sr. D. Ignacio de Rezabal, se dijo: Que entretanto no se tenga noticia positiva de haber espirado en la península la autoridad suprema legítima de la nacion, no se innove el sistema de gobierno: que siga en el mando el Exmo. Sr.

Palabra del Dia

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