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Actualizado: 30 de abril de 2025
Unos, creo que los benedictinos, anotaban libros viejos; otros fabricaban licores para las damas; los de más allá tenían unas manos de oro para jaulas de pájaros, y los Jerónimos estudiaban siete años de música, dedicándose cada uno al instrumento de su preferencia.
»Ante esta arrogante y caballeresca donación, tan propia del sujeto que la hacía, el Capítulo declaró Jerónimos á los Hermanos de la pobre vida, quedando así fundado definitivamente el convento que había de ser orgullo de la Orden. Su primer Prior fué Fr. Francisco de Madrid, ignorándose las razones por qué no recayó este cargo ni en Robledillo ni en Plasencia. Finó con ello el año de 1414.»
De otros antiguos relojes de Sevilla he de recordar también el de la Audiencia, el del Oratorio de San Felipe Neri, el del convento de los Remedios, el de los Jerónimos, que ya no existen, el de La Cartuja y el de San Agustín, que se estrenó en 27 de Junio de 1749.
Fueran o no buenos los baños de los Jerónimos, ello es que la niña había ganado, tomándolos, carnes y colores, amén de un apetito excelente. En cuanto al pequeño, excuso decir que con las aguas del Manzanares se puso a reventar de sano. Su robustez era tal, que no cesaba de probarse a sí misma y de cultivarse para llegar a ser más grande y poderosa.
Lo que sí está fuera de toda duda es que a consecuencia de los contratiempos de aquellos días, estaba la señora tan aplanada y con los espíritus tan decaídos, que su esposo llegó a figurarse que había perdido la salud. «Tú tienes algo; no me lo niegues. ¿Quieres que venga el médico?... Ya ves, si hubieras tomado los baños de los Jerónimos, otro gallo te cantara». Pero ella aseguraba no tener nada, y si no se opuso a que viniera el médico, tampoco declaró a este ninguna dolencia terminante.
La Cocina es digna del imperial glotón, propia de un convento de Jerónimos y adecuada á los grandes fríos que reinan en aquel país durante el rigor del invierno.
El aire de la mañana y la alegría del balneario le ponían de muy buen humor, y sin cesar aseguraba que si los tontos que se van fuera conocieran los establecimientos de los Jerónimos, Cipreses, el Arco Iris, la Esmeralda y el Andaluz, de fijo no tendrían ganas de emigrar.
La mayor porte se dirigía á la Carrera. Es porque allí estaba el club más concurrido, el más agitado, el más popular de los clubs: La Fontana Se Oro. Ya entraremos también en el café revolucionario. Antes crucemos, desde el Buen Suceso á los Italianos, esta alegre y animada Carrera de los Padres Jerónimos, que era entonces lo que es hoy y lo que será siempre: la calle más concurrida de la capital.
Tú te empeñas en que a nuestra niña se le arraigue esta propensión a la epilepsia... ¡sabiendo que se corrige con los baños de mar...! Lo mismo son los de los Jerónimos... digo, son mejores. La voz de Rosalía, objetando algo, se perdió en los aposentos inmediatos.
Y algo se asemejaba Barbacana al tipo de los san Jerónimos de escuela española, amojamados y huesudos, caracterizados por la luenga y enmarañada barba y el sombrío fuego de las pupilas negras. De aquí no salen añadió con torvo acento , y aquí no pierden el tiempo, que todavía nadie se la hizo a Barbacana sin que algún día se la pagase.
Palabra del Dia
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