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Actualizado: 16 de julio de 2025
Al hablar de Moreto trataremos de otros casos iguales. En la Nueva idea de la tragedia, de González de Salas, impresa en 1633, se encuentra el notable pasaje siguiente: «Alto es su spíritu, i atrebido á la maior empresa; felices son también en las invenciones, floridos en el Stilo, i que naturalmente acometen siempre á enriquecerle i dilatarle.
No se extrañe, pues, que importemos en España filosofía como importamos las invenciones mencionadas. Conviene, no obstante, hacer una distinción. Tomemos para ejemplo cualquiera de los precitados artificios: el teléfono, pongamos por caso. Su utilidad y su realidad se hallan tan probadas, que no hay medio de que nos engañemos.
Invenciones de poeta que los muchachos se tragan como unos bobos y quieren trasplantar a la vida, no comprendiendo que los que estamos en el secreto nos reímos de su necedad. Con que ya lo sabe usted; a ser formal, a no ponerse pesado con miradas tiernas y frases entrecortadas. Así seremos amigos y esta será su casa.
Ahí únicamente se ha mostrado como era, capaz de novedades atrevidas y de sublimes invenciones; el resto no es más que un reflejo deslumbrador de los trágicos griegos y de los líricos sagrados. Después viene Voltaire, que él mismo constituía un tipo.
¿Por qué no matan y roban exclamaba Gabriel los pocos hombres cultos y de conciencia sana que existen en esta época? No es por miedo a la ley y a sus representantes, pues una inteligencia clara, por poco que se esfuerce, puede encontrar medios para burlarlos. No es tampoco por miedo a las penas eternas ni a los castigos divinos, pues esos hombres no creen en tales invenciones del pasado.
Clamaban contra aquellas invenciones del demonio, con las cuales creían ellos que se comunicaban los impíos con el gobierno de Madrid, y machacaban contra el suelo con el fusil y con los pies las doradas ruedas de los aparatos, los discos y las primeras pilas de electricidad.
No escatimaré yo mis alabanzas, ni negaré mi admiración pensaba nuestro héroe a los descubrimientos, invenciones y adelantos que los hombres realizan. Se diría que doman la naturaleza material, que encadenan con su inteligencia y sujetan a su voluntad las fuerzas del universo, y que se valen de ellas para evitar fatigas y crear placeres y goces.
Los niños, tú lo sabes, son grandes embusteros, y sus invenciones tienen con frecuencia ese aire de malicia socarrona y de falsa inocencia que es fácil de advertir en la broma de tu hija... Con más, que nada se adelantaría con interrogarla... porque, en ese caso, sostenga la niña su mentira o la retire, se queda uno como estaba... Por consecuencia, me parece lo mejor pasar por alto la falta de la niña, olvidar mi exceso de celo... bastante comprensible, por otra parte... y darme la mano.
Restos tal vez de la limpieza reciente de que hablaba; pero a Yáñez le parecían impregnadas de grasa humana, del zumo de aquel centenar que formaba su lista. ¿Y está usted satisfecho de la profesión? preguntó para hacerle olvidar el deseo de lucir sus invenciones. ¡Qué remedio!... Hay que conformarse.
Consagrado á su ocupación, espera y espera hasta sin esperanza. Yo conocía un pescador á quien la desgracia le perseguía por todas partes. Jamás caía en su anzuelo una trucha ni una tenca; sus dolorosas experiencias negativas le hacían afirmar que la captura de un pez era cosa imposible y que todas las historias de pesca, prodigiosas ó no, eran invenciones novelescas.
Palabra del Dia
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