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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Yo no sé en qué diablos consiste; pero no parece sino que hay una ley estampada en la mente de todos los hombres, o una fibra de cierto temple inextinguible escondida en su naturaleza carnal, que les obliga a decir «cosas bonitas» a una mujer guapa siempre que están a solas con ella y aunque se trate de las ánimas del purgatorio.
Allí moraba, allí pasaba su existencia alguien á quien ella se consideraba unida con lazos que, si bien no reconocidos en la tierra, los llevarían juntos ante el tribunal del juicio final, donde quedarían enlazados para un futuro común de retribución inextinguible.
Risa inextinguible le causaban los que sostienen que se ignora el origen de estas ideas. Lo ignorarían ellos. Moreno y él sabían perfectamente a qué atenerse. Eran sensaciones, nada más que sensaciones, agradables o desagradables, como las que produce la humedad, el calor o la fetidez de las alcantarillas.
La cuesta era ardua, el camino como de cabras; pavorosos acantilados a la derecha caían a pico sobre el mar, que deshacía su cólera en espuma con bramidos que llegaban a lo alto como ruidos subterráneos. A la izquierda los tomillares acompañaban el camino hasta la cumbre, coronada por pinos entre cuyas ramas el viento imitaba como un eco la queja inextinguible del océano. Ana subía a paso largo.
»¿Por qué pusiste, Dios mío, esta sed inextinguible de amor en el centro del alma? Sin duda para que en lo divino se hartara. Pero, bien lo sabes tú: yo te he buscado en el centro del alma, y, si por dicha te hallé, fue sólo entre tinieblas, vago, indeterminado, confuso. Así te he amado sobre todas las cosas. Así me he abrazado estrechamente contigo.
No es duro, no es insultante, no es ni siquiera exclusivo, no se opone á que otros sean alabados; solo quiere participar. ¡Con qué ingenua complacencia refiere sus trabajos y aventuras! En pudiendo hablar de sí mismo su palabra es inextinguible. A sus alucinados ojos, su vida es poco ménos que una epopeya.
Hubo una vez en que los atributos de la juventud humana se hicieron, más que en ninguna otra, los atributos de un pueblo, los caracteres de una civilización, y en que un soplo de adolescencia encantadora pasó rozando la frente serena de una raza. Cuando Grecia nació, los dioses le regalaron el secreto de su juventud inextinguible.
Empinándose desde el vecino mar, como si quisieran ceñirle en un abrazo, le salpicaban las olas con su espuma. Y una libertad paradisial, una inmensa reciprocidad de confianzas, mantenían por dondequiera la animación de una fiesta inextinguible...
Pero, á pesar de tamaña debilidad, no deja de brillar en el fondo de nuestra alma aquella luz inextinguible encendida en ella por la mano del Criador; y esa luz nos hace distinguir entre el bien y el mal, sirviéndonos de guia en nuestros pasos, y de remordimiento en nuestros extravíos.
En el primer período descubro cuatro caractéres dignos de un estudio curioso y apasionado. ¿Quién no ha visto canas en la cabeza de su padre ó de su abuelo? ¿Quién no ha de tratar con un anciano? Yo puedo decir que en las siguientes consideraciones me ha guiado menos el juicio que la pasion. En la memoria inextinguible de mi padre, amo la memoria de un viejo.
Palabra del Dia
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