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Actualizado: 16 de julio de 2025
El novato le admira, le escucha embobado y se cuida muy bien de ponerse á la izquierda. Tadeo, ¡¡amigo de magistrados y gobernadores!! Y Tadeo le nombra todas las personas que llegan y, cuando no las conoce, inventa apellidos, historias y da curiosos detalles.
Así lo hacen los gobernadores y los pueblos: lloran y se someten, porque la resistencia es inútil, la dignidad una provocación y la muerte recibida quedaría sin gloria y sin vengadores.
Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas.
La expectación, la duda, la incertidumbre, se mantienen en el interior; los gobernadores mismos se pasan tres o cuatro meses sin recibir un despacho, sin saber sino de oídas lo que en Buenos Aires ocurre.
16 Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos. 17 Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos.
4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos que adoraban grande multitud, y mujeres nobles no pocas. 6 Mas no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos a los gobernadores de la ciudad, dando voces: Que éstos son los que alborotan el mundo, y han venido acá;
Temiendo la venida de Carlo-Magno, crearon para su defensa un rey que residia en Córdoba, pero aumentadas las discordias, los gobernadores de las ciudades se alzaron con su mando como régulos . Zaragoza corrió la suerte de las demas ciudades populosas, y tuvo tambien su rey.
Tenian dispuestos alojamientos, prontos los víveres y bagajes necesarios: se excedia en el cuidado de los enfermos; salian al encuentro á larga distancia los indios gobernadores, acompañados de sus segundas y curacas, con danzas y músicas á su uso, para acreditar el gusto y complacencia con que le recibian: de modo que parecia no habia tenido aquel pais alteracion alguna.
Establece entonces un sistema de tal esclavitud en aquellos pueblos soberanos, que los más altivos gobernadores sirven apenas para verdugos... Se vivía entre pavores, y cuando sonaba un cañonazo en Palermo, los hombres que recorrían las calles de esta ciudad se paraban temblando, como si fueran un peso inútil sobre la tierra".
El vicio florecia á la sombra del ocio, con el olvido de las preciosas artes que solo para la utilidad del cura hacian despertar aquellos miserables con el rigor y la violencia. Los gobernadores autorizados testigos de tantos desórdenes, no podian poner remedio por serles prohibido mezclarse en el gobierno económico de los curas, y las quejas y representaciones no alcanzaban la fuerza necesaria.»
Palabra del Dia
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