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Actualizado: 1 de junio de 2025
GELATINA DE MANZANA. Se pelan las manzanas y se cuecen; en una fuente se ponen setecientos gramos de azúcar; se deshacen aparte, con un poco de agua caliente, cien gramos de cola de pescado, mezclando esto con el zumo de dos limones, y pasado por un tamiz se echa a donde está el azúcar; se bate mucho y cuando toma consistencia se pone en moldes.
Las plantas, los animales marinos, están revestidos de esa substancia, cuya mucosidad, consolidada á su alrededor, produce el efecto de gelatina, unas veces inmóvil y otras temblorosa. Plantas y animales aparecen á través como bajo una capa diáfana, y nada contribuye tanto á las ilusiones fantásticas que nos produce el mundo de los mares.
Las débiles y movibles varillas que juegan, se adelantan y retroceden, no son insensibles, aunque garantice hasta cierto punto la secreción á su derredor de una cantidad de blanda gelatina que, sin duda, constituye un colchón. Por fin, es preciso; se lanza, se afirma sobre sus púas, como sobre otras tantas muletas, rueda su tonel de Diógenes y, como puede, llega á puerto.
GELATINA DE CREMA. Con media libra de azúcar fino se baten bien seis yemas de huevo, incorporando poco a poco un cuartillo de leche cocida y fría; se pone un poco de vainilla y se acerca al fuego, moviéndolo sin cesar y retirándolo antes de que empiece a hervir; se agregan doce hojas de pescado que se habrán disuelto antes en un poquito de agua caliente.
GELATINA DE UVAS. Suéltense los granos de uva, cuézanse en agua, cuélense para sacarles el zumo, pónganse al fuego con cien gramos de azúcar por cada medio kilo próximamente de jugo, espúmese bien y retírese cuando esté bien cocido y haya tomado una regular consistencia.
Vida pasiva, vida inmóvil, no alterándola más suceso que la visita periódica del sol y de la luz, ni tiene otra acción que absorber lo que llega y secretar la gelatina que fabricó la casa y paulatinamente construirá el resto. La atracción de la luz siempre en un mismo sentido centraliza la vista: he aquí el ojo.
Entremeses muy variados, sopa de ostras, consommé de carnes, huevos con mantequilla, truchas rellenas, carpas a la alemana, pollos asados, espárragos con huevos, ternera a la Marengot, lengua a la escarlata, gelatina de crema, queso helado, quesos y frutas, vinos, café y licores. Segundo.
Los peces, agua hecha carne; los animales mucosos, agua en estado de gelatina; los crustáceos y los políperos, agua transformada en piedra. Contempló en uno de los estanques un paisaje que parecía de otro planeta, grandioso y reducido al mismo tiempo, como un bosque visto en un diorama.
En la una, las patatas amarillentas, los reventones garbanzos sacando fuera del estuche de piel su carne rojiza, la col, que se deshacía como manteca vegetal, los nabos blancos y tiernos, con su olorcillo amargo; y en la otra fuente las grandes tajadas de ternera, con su complicada filamenta y su brillante jugo; el tocino temblón como gelatina nacarada; la negra morcilla reventando, para asomar sus entrañas al través de la envoltura de tripa; y el escandaloso chorizo, demagogo del cocido, que todo lo pinta de rojo, comunicando al caldo el ardor de un discurso de club.
Siendo el crisol fecundo donde empieza y continúa la Creación en todo su auge, posee la viva elocuencia de ésta: es la vida hablando á la vida. Los seres que por miles de millones nacen en su seno, son sus palabras: el mar de leche que los produce, la fecunda gelatina marina, aun, antes de organizarse, blanca, espumosa como es, habla también. Y todo junto es lo que llamamos la gran voz del Océano.
Palabra del Dia
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