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Actualizado: 4 de junio de 2025


La carrera gloriosa de las armas se abría para él con los primeros rayos del sol de Mayo; y no hay duda que con el temple de alma de que estaba dotado, con sus instintos de destrucción y carnicería, Facundo, moralizado por la disciplina y ennoblecido por la sublimidad del objeto de la lucha, habría vuelto un día del Perú, Chile o Bolivia, uno de los generales de la República Argentina, como tantos otros valientes gauchos que principiaron su carrera desde el humilde puesto del soldado.

Cuando su objeto es simbólico ó alegórico, como sucede á menudo en sus composiciones religiosas, prescinde de lo característico, y sus personajes aparecen como símbolos de ideas generales, como representantes de facultades determinadas del alma.

Y el 29 de enero escribió la orden de levantamiento para los jefes de la revolución en Cuba, y el 31 salió en compañía de los generales María Rodríguez y Collazo para Santo Domingo, con el fin de unirse allí con Máximo Gómez. Se detuvo en Cabo Haitiano, en donde pasó varias semanas de verdadera zozobra, rodeado de malvados e impotentes.

Después las lecturas belicosas de una poesía irresistible: Bonaparte, con su banderita, pasando el puente de Arcole entre las nubes de metralla, grande como un dios; luego, nuestros generales de ir por casa: Espartero en Luchana, O'Donnell en África, y sobre todos, Prim, el caudillo casi legendario, guiando con su sable los batallones en Castillejos: «Yo quiero ser lo mismo dicen los muchachos ; adonde llega un hombre, bien puede alcanzar otroEl entusiasmo se toma por predestinación, y cada uno se cree fabricado por Dios para ser un caudillo famoso.

Citados para declarar todos los que los litigantes hubieron á la mano, fueron haciendo relación de ocurrencias y consta por consiguiente en los autos, en contestación á las preguntas generales, el nombre, edad, naturaleza y oficio ó situación de los testigos.

Todo en vano. Quiso despues recurrir á las armas: organizó ejércitos, nombró generales, les dió órdenes terminantes para que no perdonaran medio alguno á fin de reducir á su obediencia á los rebeldes... Todo en vano tambien.

Si aún se duda que ha asumido el mando supremo, y que los demás gobernadores son simples bajaes, a quienes puede mandar el cordón morado cada vez que no cumplan con sus órdenes, expedirá otro en el que deroga todas las leyes existentes de la República desde el año 1810 en adelante, aunque hayan sido dictadas por los Congresos generales o cualquiera otra autoridad competente; declarando además írrito y de ningún valor todo lo que, a consecuencia y en cumplimiento de esas leyes, se hubiese obrado hasta entonces.

Así, en el raciocinio citado, no se podria hacer uso del principio de contradiccion para probar la igualdad ó la desigualdad, si antes no se hubiese probado ó supuesto que existe, ó no existe una de las dos; lo cual no resulta ni puede resultar del principio de contradiccion que no encierra ninguna idea particular, sino las mas generales que se ofrecen al entendimiento humano.

Admitir la posibilidad de un absurdo es negar su absurdidad: si la contradiccion del ser y del no ser no existe en todos los supuestos, no existe en ninguno. Todo esto es mucha verdad; pero no se opone en nada á lo dicho sobre el valor intrínseco de los conceptos generales.

Castro había escuchado una noche al coronel con un silencio de mal augurio y los ojos fríamente agresivos. De pronto, interrumpió los planes estratégicos de don Marcos. ¿Y á usted cuándo lo ascienden? Muchos de los generales célebres en la actualidad eran simples coroneles al iniciarse la guerra. Ya era hora de que Toledo diese un salto en el escalafón.

Palabra del Dia

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