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Actualizado: 24 de julio de 2025
Se despidió de mí con el acento meloso que la caracterizaba y se apresuró a salir de la estancia, con una sumisión que me sorprendió altamente. Verdad que el tono de Don Oscar y sus ademanes firmes y resueltos parecía que no daban lugar a contradicción. Luego que el bendito señor se quedó a solas conmigo, volvió a instruirme severamente acerca de mis deberes para conmigo mismo.
26 La voz del cual entonces conmovió la tierra; mas ahora ha denunciado, diciendo: Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27 Y lo que dice: Aún una vez, declara el quitamiento de las cosas movibles, como de cosas hechizas, para que queden las que son firmes.
Por último, lanzó dos campanadas firmes y solemnes que vibraron largo tiempo por los espacios tenebrosos del palacio. Después todo quedó otra vez en silencio. Trascurrieron algunos instantes. Una de las puertas del salón, la que daba á las habitaciones de la condesa de Trevia, empezó á abrirse suavemente, y apareció en ella una figura blanca.
Era capaz, y demostrado lo tenía, de arrostrar cualquier riesgo grave, si creía que se lo ordenaba su deber; pero no de hacerlo con ánimo sereno, con el hermoso desdén del peligro, con el buen humor heroico que sólo cabe en personas de rica y roja sangre y firmes músculos. El valor propio de Julián era valor temblón, por decirlo así; el breve arranque nervioso de las mujeres.
Carmen, segura en los brazos firmes y cuidadosos de su amigo, se dejaba mecer y regalar como un niño en la cuna. Había dado un suspiro de profundo alivio, y todo el gozo de la noche azul se le metía en el alma, con halagos de primavera y de ilusión.
Si para sujeción transversal de los masteleros se usaban obenquillos y si para poder tesar éstos sin alabeo de las cofas ó crucetas se usaban arraigadas cosidas en sus extremidades inferiores á los sotrozos de las jarcias firmes. Si llevaban burdas, bradales, volantes y estáys. Qué clase de aparejo usaban en cada palo y cómo estaba guarnido.
Antes llegaba con una velocidad de relámpago al cuello de la fiera; ahora era un viaje interminable, un vacío pavoroso, que no sabía cómo salvar. Sus piernas también eran otras. Parecían vivir sueltas, con propia vida, independientes del resto del cuerpo. En vano su voluntad las ordenaba permanecer quietas y firmes, como otras veces. No obedecían.
Con que firmes por mí, salgo de apuros. ¡Adiós digestión! Ahora sí que don Juan salía de la placentera calma, despertando de su amodorramiento. Ya has enseñado la oreja. ¡Firmar...! ¡firmar...! ¿Tú crees que una persona como Dios manda pone la firma, porque sí, al primer judío que se presenta?
La estabilidad de la residencia en un punto determinado; los lazos establecidos, cada día más firmes, y que hubieran sido sin duda lazos de fervoroso afecto respecto de un hombre que tan fácilmente cautivaba el corazón de los otros; la posibilidad de una posición económica relativamente holgada, que para ello tenía aptitudes, condiciones, simpatía, relaciones e inteligencia bastantes, aunque tal vez no el carácter que se necesita para estas apacibles empresas, un tanto vulgares; todo esto lo renunció, momento tras momento, un día tras otro de su vida.
Miramos con atención y pudimos comprobar que la taba había echado lo contrario a suerte. ¿Y los autógrafos? ¿Cómo desprenderse de las vidrieras que los contienen, cómo arrancar los ojos de ese vivo retrato de los grandes hombres, cuya mano parece palpitar aún en el trozo de esas líneas incorrectas pero firmes?... ¡Y todo ese museo portentoso, centro, núcleo, panorama, del espíritu humano en el tiempo y el espacio!
Palabra del Dia
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