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Actualizado: 30 de abril de 2025
Al mismo tiempo remitía a mi compañero y amigo Teodoro Llorente, director de Las Provincias, correspondencias y artículos sobre el fomento de la agricultura en general y el arbolado en particular, tan notables, que la Sociedad de Amigos del País y la de Agricultura y los periódicos de la capital me felicitaron por mis trabajos de tanta utilidad social, y aquellas Sociedades, además, me honraron nombrándome socio corresponsal.
Todos le felicitaron, aunque muchos de ellos sabían a qué atenerse respecto a aquel admirable desprendimiento. Examinaron un momento las obras y siguieron después su marcha hacia el establecimiento minero. Este se halla situado a la salida misma de la villa. Al exterior ofrecía el aspecto de una pequeña fabricación con algunas chimeneas que despedían humo negro.
Los demás se mostraron igualmente alegres por la reconciliación y les felicitaron; pero Antonio no dejó de verter su gotita de hiel en la alegría de Velázquez. ¡Así me gustan los hombres! exclamó dándole palmaditas en el hombro. Una mujer como Soleá merece que nos echemos la fachenda á la espalda.
Ulmus Sylvestris, Quercus gigantea, y Pseudo Narcissus odoripherus presentáronse muy guapetones, de levitín, y alguno de ellos con guantes acabados de comprar, y rodearon a la novia, y la felicitaron y aun le dieron bromas, viéndose ella apuradísima para contestarles. Por fin, doña Lupe dio la voz de mando, y a la iglesia todo el mundo.
Escapóse la pobre Curra como pudo de aquellas muestras de compasión que le atacaban los nervios y dirigióse muy de prisa a la sala de billar, donde Jacobo, los dos diputados y el excelentísimo Martínez conferenciaban a solas. Felicitaron todos a la dama por lo hábilmente que había dispuesto y representado la comedia del bouquet, llamada a tener gran resonancia.
Obdulia se encargó desde el primer momento de premiar el celo y la actividad de Trabuco, que estaba loco de contento. Todas las damas le felicitaron por su energía para cerrar aquello con llave y por el buen gusto de la mesa. Los ojos montaraces le echaban chispas, pero no se movían. Obdulia le sentó a su lado. ¡Feliz Ronzal aquella noche! Ana se encontró sentada entre la Marquesa y don Álvaro.
Palabra del Dia
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