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Actualizado: 20 de junio de 2025
El doctor Juan Rodríguez de León atestiguó, con la Sagrada Escritura, que la pintura vino del cielo, como revelada, pues Dios mandó a Ezequiel que pintase la ciudad de Dios en un ladrillo; sacó a relucir que, Cosme de Médicis, fue a Espoleto para enterrar a fray Filipo Lippi y habló de la estimación dispensada por Carlos I a Ticiano, y por Felipe II a Sofonisba Cremonense.
Cuando uno recuerda a Oala y a Oliba de Ezequiel, la Nana de Zola es una paloma sin hiel, es una inmaculada cordera.
Tomemos, pues, menos por lo serio las Odas de D. Eduardo Marquina para dejarle en paz con los poderes celestiales y prevenir cualquier milagro que le perjudique. Con tal limitación bien puede afirmarse que las Odas tienen algo a modo del Prometeo encadenado, de Esquilo, y algo también, sin que las aceptemos como profecías, de las visiones de Ezequiel y del Apocalipsis del Aguila de Patmos.
" Francisco de Paula Portuondo. " Ramón Pio Juria. " Ignacio Irure. " Francisco Montalvo. " José Agustín Ariosa. " Primitivo Portal. " Miguel Mariano Gómez. " Marco Aurelio Cervantes. " Jacinto Portela. " Miguel Carreras. " Rafael Martínez Ortiz. " Ezequiel García. " Antonio Berenguer. Coronel Miguel Coyula. Coronel Justo R. Campiña. Coronel Carlos Guas. Coronel Ricardo Sartorio Leal.
Allí había heteos, amorreos y jebuseos; caballeros de la casa de Abinadab, rey de Kiriath-Yarin; dos sobrinitos de Og, rey de Basan, a quienes apenas apuntaba el bozo y tenían ocho codos de estatura; varios nietos de Hamnon, rey de los Amonitas; y para complemento de hermosura, como dice Ezequiel, hablando de los pigmeos de Tiro, una pequeña tropa de idénticos pigmeos, que no se levantaban un codo de la tierra, pero que eran certeros y terribles disparando ponzoñosos dardos.
A su vista aparecen, y van pasando, Elias, Ezequiel, Daniel, Isaías, Amos y los demás profetas, así como los reyes, jueces y príncipes: Melquisedec, David, Moisés, Salomón, y qué sé yo cuántos más. Todos llevan el rostro inmóvil de la carátula, y en las potencias, aureola o nimbo que coronan sus cabezas, inscrito el nombre de cada uno.
Palabra del Dia
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