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Actualizado: 26 de junio de 2025


Jugaba graciosamente con la pluma, y mojándola y sacudiéndola a golpecitos metódicos, prosiguió así: «Pero no debe esperarse de este pícaro mundo otra cosa que penas, ¡ay!... penas y amarguras. Usted es joven, usted es una niña, y todavía... vamos, todavía no conoce más que las flores que suelen adornar al principio los bordes del camino; pero cuando usted ande más, más...».

Y todos a la vez, como si repentinamente perdiesen la memoria, anatematizaban con gran severidad los vicios de los trabajadores. ¿Qué podía esperarse de una gentuza sin otra ilusión en su vida que la de beber?... Decía bien Dupont. ¡Borrachos! ¡Gente abyecta que perpetuaba la miseria de su condición, violando a las hembras como si fuesen animales!...

Casi todos los días del mes se pasaban en angustiosos arbitrios para reunir cuartos, cosa en extremo difícil ya, porque no había en la casa objetos de valor. El crédito en tiendas o en cajones de la plazuela, habíase agotado. De los hijos nada podía esperarse, y bastante hacían los pobres con asegurar malamente su propia subsistencia.

La puerta Macarena, en dos partes, se propone representar la historia trágica de Doña Blanca de Borbón; pero su extensión es desmesurada y flojo el enlace de su argumento, y el asunto que se trata no corresponde de ningún modo, en la obra del poeta, á lo que de él pudiera esperarse.

De serlo Lisboa, el imperio colonial español habría resultado algo orgánico, sólido, con vida robusta. Pero ¿qué podía esperarse de una nación que había puesto su cabeza en la almohada de las amarillas estepas interiores, lo más lejos posible de los caminos del mundo, y sólo enseñaba sus pies á las olas?...

La mesa de encina y la silla de tres pies de la misma madera no eran de lo que podría esperarse de tan pobre habitación. Habían ido de la Casa Roja con el lecho y otros objetos, porque el señor Godfrey Cass, como todos lo decían en la aldea, se mostraba muy bueno para el tejedor.

Lo que no se refiriese directa o indirectamente a sus placeres, le interesaba tan poco que podía esperarse sentado a que diera los pasos necesarios. Y así sucedió, como temía. Pasábanse los días, y nada me comunicaba de sus gestiones. Yo no le hablaba de ello, porque temía impacientarle, y no me convenía por ningún concepto ponerme mal con él.

La misión de la Compañía de Jesús, establecida en Tamontaca, ha formado un pueblecito con las familias de Tirulayes que convierte al cristianismo; pero á pesar de los esfuerzos de los padres que componen la misión, el progreso de la religión católica es entre ellos de tan negativos resultados, que la población de Tamontaca se mantiene estacionaria sin que adquiera el desarrollo que podría esperarse de su magnífico emplazamiento sobre uno de los brazos del Pulangui.

Respondan ustedes, señoras, y ustedes también, caballeros. Arduo por demás era el problema y, como no podía menos de esperarse, dividiéronse las opiniones. Los jóvenes, que creían tener sobrado tiempo para morir de desesperación, respondieron que ; los viejos, cuya vida pendía ya de un ataque de gota o de un simple catarro, contestaron que no; las mujeres se limitaron a hacer un gesto de duda.

No lo niego respondió a ello mi tío , y por lo mismo no tiene vuelta de hoja lo que vos acabo de decir; porque ¿qué puede esperarse ya de un hombre de mi veta cuando se deja acaldar, como yo estoy acaldado, por chapucerías como esas?

Palabra del Dia

vorsado

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