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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Ora excitado yo á dar mi parecer sobre flamantes producciones literarias, ora movido é inspirado por los tristes acontecimientos políticos de nuestros días, he escrito y esparcido, por revistas y periódicos diarios, lo que aquí va reunido.
Iban llegando ya los curas de las inmediaciones, y en el atrio, tapizado de hierba, se oía al gaitero templar prolijamente el instrumento, mientras en la iglesia el hinojo, esparcido por las losas y pisado por los que iban entrando, despedía olor campestre y fresquísimo.
Era esto un cálculo de su avaricia. El dinero esparcido locamente, era un préstamo que cobraría con creces en un día determinado. Y acariciaba con sus ojos penetrantes al pequeñín moreno e inquieto que tenía sobre sus rodillas, viendo en él al privilegiado que recogería el resultado de todos los sacrificios de la familia.
La cosa vino así: un enviado especial del autor de todo lo que existe, que los judíos esperaban y siguen esperando aún, había descendido entre ellos, a la tierra, para iluminar el camino de la vida a los hombres, en una época en que la brújula, la ciencia, la navegación a vapor, las escuelas, los ferrocarriles, la libertad, y "esos signos de la idea, esas santas letritas de plomo que han esparcido el derecho y la razón por el mundo", como dice France, eran insospechables, y, naturalmente les había aconsejado lo mejor posible en la ocasión: la resignación ante las calamidades inamovibles del presente mediante la esperanza de un bienestar póstumo.
En cuanto á mueblaje y utensilios, hay una estufa con un tubo ó cañón voluminoso; un viejo pupitre de pino con un taburete de tres pies; dos ó tres sillas con asientos de madera, excesivamente decrépitas y no muy seguras; y para no olvidar la Biblioteca unos treinta ó cuarenta volúmenes de las Sesiones del Congreso de los Estados Unidos y un ponderoso Digesto de las Leyes de Aduana, todo esparcido en algunos entrepaños.
Los esclavos hicieron desaparecer la cigarrera, mientras otros cargaban con los fragmentos de los cilindros de papel y barrían el temible polvo esparcido en el suelo. Poco á poco cesaron los estornudos y pudo reanudarse el desfile. A partir de este incidente, pareció que el público había perdido todo interés por los objetos del gigante.
Palabra del Dia
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